@Sarahrice87
Tu veterinario debe convertirse en tu mejor amigo, porque no habrá un mejor profesional que en los momentos críticos, te alivie y te tranquilice tanto como él, pero eso sí, tú también pónselo fácil evitando siempre hacer estas cosas que no soportan de los propietarios:
Contestar llamadas. A ver, si estás dentro de la consulta no contestes a llamadas. No hay nada que moleste más a un veterinario con el trabajo que tiene, que estar explicándote cosas y que le interrumpas porque tienes que contestar a una llamada. O apagas el móvil, o lo silencias o pasas de la llamada, pero no interrumpas al profesional que está en ese momento con tu perro.
Ir con niños pequeños. Hay que saber ubicarse. Para los niños puede ser una experiencia maravillosa y divertida (muchos de ellos quieren de mayor ser veterinarios), sin embargo, si no saben comportarse estresan más si cabe al perro y de paso, al veterinario que tiene que atender al perro y mantener seguros a los niños. Una clínica veterinaria no es sitio para niños, y mucho menos, si son niños que les encanta tocar todo o jugar por los suelos.
Confundir el centro veterinario con el parque canino. En un entorno tan hostil como el veterinario donde la mayoría de perros está sufriendo un nivel de estrés mayor al habitual, no conviene dejarlos sueltos ni permitir que correteen o huelan por todo el centro. Cada propietario debe velar porque su perro se mantenga calmado y en su sitio.
Contradecir al veterinario. Si tu veterinario te dice que tu perro está gordo, lo está. Si te dice que tiene los dientes podridos, es que los tiene. ¿A quién se le ocurre poner en cuarentena lo que dice un profesional veterinario? Pues sí, siempre hay propietarios que creen saber más que el veterinario y prefieren hacer caso omiso.
Ignorar al veterinario. ¿Cuántas veces te ha dicho el veterinario que no automediques al perro? ¿Cuántas veces te ha dicho que no les des comida casera? ¿Cuántas veces te ha prohibido que le des huesos? Luego vienen las urgencias, los accidentes y los sustos. Y lo peor de todo… ¡Es que vuelven a cometer los mismos errores! Algo que los veterinarios no entienden.
No pagar. Ocurre que ante una cirugía u operación de urgencia que suele ser cara, los propietarios no tienen cómo pagar. Pero no lo dicen antes, lo dicen después: es que se ha olvidado la cartera, es que no entendió bien el precio que se le dijo, o peor aún, pagan con tarjeta y luego en casa anulan el pago… En fin, es de bien nacido ser agradecido, y aunque sea a plazos, siempre paga al profesional que ha salvado la vida a tu mascota, porque puede que en un futuro lo vuelvas a necesitar. Como ves, no es tan difícil cumplir con la responsabilidad que requiere ser un buen propietario. ¡Mima a tu veterinario!
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
** REPORTE GRATUITO: Las 7 Claves Para Educar a un Cachorro con Éxito. Haz Click Aquí y Descarga AHORA