La cuestión es que los investigadores para averiguar el tamaño del perro tuvieron mala suerte, e intentaron engañarnos: nos enseñaban imágenes de gatos mientras escuchábamos gruñidos de perro. Pero como no somos tontos, mirábamos hacia la izquierda. Este gesto lo identificasteis los humanos hace tiempo como de sorpresa y confusión.
Cuatro de mis amigos no consiguieron aprobar y reconocieron el tamaño del perro. La verdad es que habían dormido mal por los nervios del examen. Los otros 20 que participamos en el estudio sí que lo conseguimos. Hasta ahora, sólo los primates podían hacerlo.
¿Es tu perro capaz de averiguar el tamaño de otros perros? ¿Te has fijado si cuando se sorprende mira hacia la izquierda?