¿Cómo hacer la visita del gato al veterinario más cómoda?
Si conseguimos que la visita al veterinario sea lo más cómoda posible para nuestro gato, lograremos que estas no se conviertan en una pesadilla. Para conseguirlo, hay muchas clínicas que utilizan lo que se denomina protocolo ”Cat Friendly”.
¿Qué hace a estas clínicas diferentes?
Vamos a analizar las medidas que toman este tipo de clínicas para hacer la estancia de nuestros gatos lo menos estresante posible.
1.Dedicar una consulta a los gatos
Si el tamaño de la clínica lo permite lo mejor es dedicar una consulta en exclusiva a los gatos. De esta forma podremos prepararla para ellos con algunos juguetes, difusores de feromonas, evitando huecos de difícil acceso…
2. Controlar la limpieza y olores
Por las clínicas pasan muchos animales a lo largo del día que van dejando sus propios olores y feromonas. Es importante limpiar todas las superficies, lavarse bien las manos y vaciar la papelera si hay restos de sangre o medicamentos antes de la siguiente consulta para eliminarlos.
3. Utilizar Feromona Facial Felina
El uso de difusores o sprays de feromonas pueden ayudar a que el gato este algo más tranquilo.
4. Controlar las esperas
Lo ideal es que vayamos a la clínica con cita previa para esperar el menor tiempo posible. Además, durante ese rato es mejor que el gato no tenga contacto visual con otros animales y el lugar se encuentre tranquilo, sin ruidos fuertes.
Lo mejor sería que los gatos no compartan sala de espera con perros y, si esto no es posible, que haya un lugar en altura donde poder dejar el trasportín. Podemos utilizar un cubre trasportín que ayudará tanto en el trayecto como en la clínica.
5. Manejo amable del gato
Cuando tenemos delante a un veterinario que sabe trabajar con gatos salta a la visa. Recuerdo que en nuestra primera visita a Hospital Veterinario Vetersalud Malpica salimos alucinados del trato que habían dado a Zelda.
Lo primero que me sorprendió es ver al veterinario rociarse de Feromona Facial. Después, le dejaron el transportín abierto en la consulta y ella pudo olisquear cada rincón e inspeccionar todo al detalle.
La exploración llevó un rato, porque se iban adaptando a ella, dejándole su espacio. Lo ideal es evitar siempre el contacto directo con los ojos y no hacer las cosas por la fuerza.La trataron con muchísimo cariño, hablándole suavemente y sin forzarla en ningún momento.
Cuando terminaron de mirarle de arriba a abajo, Zelda volvió a su trasportín, ya sin ganas de explorar más, y con ella tumbada tranquila comentamos lo que habían observado en la visita.
La primera vez que les tocó vacunarla volvimos a quedarnos con la boca abierta, acariciándola un poco dentro del trasportín (con la cubierta quitada) fueron masajeando y agarrando la zona del pinchazo ¡Y Zelda no se entero de nada! ¡No dijo ni ”miau”!
6. Sala de hospitalización
Lo ideal es que perros y gatos tengan dos salas diferentes pero, de nuevo, esto no es siempre posible. Las jaulas estarán preferiblemente todas en la misma pared, para que no haya contacto visual.
Las de fibra de vídrio o PVC son las ideales, ya que el acero inoxidable es más frío y ruidoso. Además, debería haber espacio suficiente para poder introducir su propio transportin y un arenero algo separado de la comida y el agua.
Sello de ”Clínica Amable con los gatos”
Existe un sello creado por la ISFM a nivel europeo con la ayuda de Purina que en España se gestiona a través de GEMFE que acredita a las clínicas como amables con los gatos en tres niveles: Bronce, Plata y Oro.
Este sello sirve como garantía para saber que una clínica tiene ciertos servicios y se gestiona cumpliendo ciertas directrices que ayudan a reducir el estrés de los gatos en la consulta.
De todas formas, puedes fijarte en las pautas que hemos mencionado anteriormente y, si tu veterinario las cumple, es que conoce bien a nuestros pequeños felinos y sabe como hacer su paso por la consulta menos traumático.
¿Conocías estos protocolos? ¿Los usa tu veterinario? ¡Cuéntamelo en los comentarios!