Para adiestrar a nuestro perro y enseñarle a no morder cosas hay que comprender el porqué. Los motivos más comunes son: ansiedad, tal vez dolor en las encías, aburrimiento, o hiperactividad. Si nuestro cachorro tiene entre tres y seis meses, se trata de algo normal, ya que probablemente le duelan las encías por la salida de los dientes.
Para que no muerda nuestras cosas debemos comprarle juguetes masticables, siempre del tamaño adecuado. Jamás se le debe dar a nuestro cachorro unos zapatos viejos o cosas nuestras, porque no sabe, y jamás sabrá, diferenciar lo viejo de lo nuevo. Si elegimos darle huesos naturales para que desahogue sus ansias de masticar debemos tener en cuenta que no pueden ser de pollo, porque se astillan con facilidad. Los huesos de jamón son los mejores para ellos.
A pesar de todo puede que nuestro perro siga prefiriendo los objetos de nuestra casa, de modo que tenemos que vigilarlo a todas horas y reprenderle cuando empiece a mordisquear algo. Si lo vemos mordiendo, por ejemplo, la pata del sofá, debemos lanzarle un contundente “no”, para que reconozca su error; luego lo apartamos del sitio y le damos un juguete masticable. Debería bastar para que dejara de hacer estas cosas, pero debemos ser constantes y consecuentes: casi ningún perro lo entiende a la primera. Jamás debemos desanimarnos ni castigarlo físicamente. Un periódico enrollado no es bueno para su adiestramiento canino, y en cambio sí lo es una recompensa en forma de chuchería o unas caricias y buenas palabras.
Podemos encontrarnos con que nuestra mascota lo ha mordido todo mientras no estábamos. Si no lo atrapamos justo cuando lo hace no sirve de nada reprenderlo. Aunque cause verdaderos desastres, a pesar de los caros muebles que rompa u los valiosos objetos que destroce, jamás debemos ponernos histéricos. Los castigos físicos sólo lo asustarán, no lo corregirán. El método más eficaz para que no lo mastique todo mientras no estamos es dejarlo en un cuarto vacío, o con objetos que pueda morder y romper. Es lo mejor, por supuesto, pero antes de encerrarlo debemos llevarlo a dar un largo paseo, o ejercitarlo con algunos juegos; de esta manera lograremos que, mientras no estemos, lo tome como un descanso y no como un castigo.
Cuando estamos en casa debemos permitir que explore a sus anchas, pero bajo nuestra estricta supervisión; una distracción puede ser el momento para que nuestro perro rompa cualquier cosa a su alcance. Debemos ser previsores y anticiparnos a sus movimientos: cuando olisquee la pata de la mesa o un zapato tenemos que avisarle con un “no” contundente, para que sepa que no puede morder. En caso de que nuestro perro tenga ya un año o más, esto de mordisquearlo todo es un problema. Puede ser por aburrimiento, por ansiedad, o por falta de ejercicio. Si pasa mucho tiempo solo probablemente sea que está aburrido, y por eso mastica todo lo que hay a su alcance. Un perro aburrido es capaz de todo. Así pues, lo único que podemos hacer es jugar mucho, dar largos paseos y proporcionarle mucho ejercicio antes de dejarlo solo durante horas.
Démonos cuenta de que un paseo de cinco minutos no es suficiente para desgastar las energías de un perro. Si no queremos que use esta energía para destrozar nuestra cosa, el paseo debe ser como mínimo de media hora, justo antes de irnos. Cambiar su rutina y su ritmo de vida no es fácil, pero tampoco imposible: necesita tiempo y dedicación. En caso de que nuestro perro sea ya adulto, podemos proporcionarle juguetes o huesos para que se entretenga en nuestra ausencia. Si a pesar de todos nuestros esfuerzos sigue destrozando la casa tendremos que pensar en la opción de que sufra ansiedad o algo peor. Los perros ya ancianos pueden sufrir una enfermedad llamada “Síndrome de Disfunción Cognitiva”; es como el alzheimer en los humanos. Afecta, entre otras cosas, a la capacidad de aprendizaje y también a la memoria del perro. Para tratar con estos casos hay que acudir al veterinario.
¿Quieres saber más sobre adiestramiento canino? Suscríbete aquí:
http://perro-obediente.com/mis-consejos.html
Marcos Mendoza