Relación con los niños
Una de las principales preocupaciones en cuanto a la relación con la mascota, sobre todo para los padres, es la relación de ésta con los más pequeños.
Ante todo, hay que indicar que los perros son grandes amigos de los niños, aunque existen razas más apropiadas que otras para convivir con los éstos, como el Bóxer o el Pastor Alemán, considerados como auténticas 'niñeras'. Algunos expertos afirman que no es conveniente adquirir perros de grandes dimensiones, ya que en caso de actuar de forma agresiva, los daños que éste puede causar al niño serán mayores que en el caso de las razas pequeñas.
Otro aspecto de especial importancia a tener en cuenta es la reacción que le provoca al perro la llegada de un nuevo miembro a la familia. Cuando éste es aún un bebé, el contacto con el animal será mínimo por lo conviene extremar las precauciones cuando el niño comience a ganar movilidad en la casa, momento en el que se debe establecer el contacto físico entre ambos y el lazo afectivo. Siempre es aconsejable que estas primeras tomas de contacto estén supervisadas por algún adulto, con el fin de evitar problemas.
El primer encuentro entre ambos no sólo será una nueva experiencia para el niño, sino también para el animal, que se verá obligado a respetar los movimientos del primero y a comprender que éstos no son agresiones. En la mayoría de los casos, los hijos pueden crecer en total armonía junto a un perro en el hogar, pero existen animales incapaces a acostumbrarse al nuevo ambiente. En este caso se pueden generar situaciones agresivas por parte del perro, que pueden suponer un peligro para el niño. Por ello, conviene estar atento de la actuación del animal en las primeras tomas de contacto.
Reproducción
Se denomina celo al ciclo menstrual de las perras, que se encuentra asociado al sangrado por la vulva. Este ciclo es de 21 días y se presenta cada seis meses. Durante el sangrado, conviene mantener las medidas higiénicas convenientes, lavándole la vulva dos veces al día con jabón neutro. El primer ciclo se presentará a los ocho o diez meses de vida y conviene saber que no es recomendable que la perra quede embarazada en este primer periodo, es demasiado joven. Lo óptimo es esperar al menos hasta el tercer celo.
En el caso de que se pretenda cruzar a la hembra hay que tener en cuenta que los primeros ocho o diez días del periodo corresponden a la preparación para la ovulación o pro-estro. Los posteriores ocho o diez días se denominan estro y es la fase en la que la perra ovula y acepta el macho, por lo tanto el momento ideal para la reproducción. Lo normal es que en esta etapa el sangrado ya haya desaparecido, aunque no siempre es así.
No resulta fácil que la perra quede embarazada, ya que muchas de ellas son dominantes y agresivas, por lo que no aceptarán a un macho en su territorio. Por eso es más conveniente que la hembra sea trasladada y que el macho se encuentre en su territorio para que no se sienta intimidado. Asimismo, cuando la perra es primeriza, conviene que el macho tenga experiencia.
Vacunación
Cuando se tiene como mascota un perro se debe saber que éstos deben cumplir un plan de vacunación, con el fin de evitar ciertas enfermedades que pueden suponer un riesgo tanto para él como para sus dueños. La vacunación está en función de la edad del animal, por lo que si éste es menor de seis meses debe recibir una vacuna cada quince o veintiún días con sextuple canina. Así, el número total de dosis debe ser de tres. Ésta es una vacuna polivalente que protege de la parvovirosis, el moquillo, la hepatitis, la leptospirosis, la parainfluencia y la adenovirosis de tipo 2.
Una vez transcurrido un periodo de entre quince y veintiún días de la tercera dosis, ya es posible administrar la vacuna antirrábica, siendo necesario reforzarla a los seis meses. Por otro lado, si el animal tiene algún componente genético de Rottweiler, Pastor Alemán, Doberman o Golden, es preciso administrarle al menos dos refuerzos de parvovirosis, ya que son muy susceptibles de contraer esta enfermedad.
Por último, cuando el animal alcanza los seis meses de edad basta con uno o dos refuerzos y la antirrábica. No obstante, siempre que se adquiera un perro, conviene llevarle al veterinario, con el fin de que éste determine el estado de salud del animal y las vacunas que le debe administrar. Así, el experto establecerá el calendario de vacunación y desparasitación del perro. Estas visitas al veterinario deben ser regulares, no sólo cuando el animal es cachorro, ya que en la edad adulta pueden surgir numerosas patologías que conviene detectar a tiempo.
Alimentación
Las necesidades nutricionales del perro dependen de la raza y de la edad. Así, las razas tendentes a quemar más energía necesitan una dieta especial, mientras que los tendentes a coger peso no deben ingerir excesivas calorías. Con el fin de administrar el alimento más adecuado, conviene consultar al veterinario, que proporcionará la dieta más conveniente para el tamaño y edad del animal.
Sin embargo, existe la norma general de controlar tanto la cantidad como la calidad del alimento. Otro dato a tener en cuenta es que la alimentación a base de las 'sobras' de lo que comen los dueños no es adecuada, como tampoco lo es una alimentación a base de carne y huesos de forma exclusiva, ya que el perro necesita una dieta más variada.
En los últimos tiempos es frecuente recurrir a los piensos para alimentar a la mascota. Éstos se encuentran clasificados en función de las diferentes razas y de la edad, y contienen todos los elementos para que el animal se encuentre bien alimentado. Lo más conveniente es que sea el veterinario el que indique el pienso que le debemos dar al animal y, si es necesario, complementar la dieta con algún otro tipo de alimento.
Por otro lado, conviene saber que se debe dar de comer al perro tres veces al día, si es un cachorro, y dos veces diarias a los perros adultos. Asimismo, es recomendable realizar esta tarea siempre a las mismas horas, con el fin de que el animal adquiera el hábito. Además, nunca se le debe dar nada de alimento fuera de ese horario para que no adquiera la manía de estar pidiendo constantemente.
Adiestramiento
Cualquier tipo de perro con el que el hombre vaya a convivir, ya sea como mascota o perro de trabajo, debe recibir unas mínimas órdenes que debe respetar. Esto es lo que se denomina adiestramiento, es decir, la educación del perro, con el fin de facilitar la convivencia y de cumplir el objetivo con el que se adquirió el perro.Por este motivo, conviene que la educación comience lo antes posible, ya que si se deja pasar demasiado tiempo el animal adoptará malos hábitos que, posteriormente, serán difíciles de eliminar. Asimismo, durante el periodo de adiestramiento no se debe pasar por alto ningún fallo o desobediencia, para que no sólo siga las órdenes cuando quiera, sino en cualquier momento y situación.
A la hora de adiestrar a un perro, conviene saber que son mucho más eficaces las órdenes cortas, preferiblemente de una sola sílaba, y que no lleven a confusión, es decir que no existan varias órdenes diferentes que se pronuncien de forma similar. Asimismo, no es conveniente incluir pronombres en las instrucciones (levántate, túmbate, etc.).
No obstante, conviene considerar la posibilidad de enviar a la mascota a un centro especializado en adiestramiento durante determinado periodo de tiempo, cuando el perro aún sea joven, con el fin de que allí le enseñen normas básicas de conducta que quedarán en su memoria toda la vida. Estas sesiones de educación se suelen llevar a cabo en presencia del dueño para que éste también aprenda a dar órdenes.
El perro tiene capacidad e inteligencia suficiente para asimilar numerosas órdenes e, incluso, para realizar muchos trucos. Sin embargo, existe una serie de instrucciones primarias o principales que son imprescindibles para la elemental educación del animal. La primera de ellas es que el perro acuda siempre a la llamada del dueño. Para ello se debe emplear siempre la misma palabra y las primeras ocasiones en que obedezca hay que premiarle para que tienda a repetir esa conducta.
Otra norma esencial, sobre todo por su importancia sanitaria e higiénica, es que el animal se acostumbre a realizar sus necesidades en la calle, para lo cual se le debe castigar siempre que lo haga en el interior de la casa. Este castigo debe ser inmediato, ya que si ha pasado demasiado tiempo, el perro no entenderá el motivo. Este castigo nunca debe consistir en frotar el hocico del animal en los excrementos, ya que esta medida suele ser contraproducente. Asimismo, cada vez que haga sus necesidades en la calle, el perro debe ser premiado o felicitado.
En tercer lugar, cabe mencionar otras normas de conducta para facilitar ciertas situaciones, como el paseo. Para ello hay que acostumbrar al perro al collar y a la correa y hay que quitárselo inmediatamente después de finalizar el paseo para que lo asocie a éste. A medida que vaya pasando el tiempo, el animal se debe acostumbrar a caminar al lado de su amo y a no tirar de la correa.
Ladrido
El ladrido constituye la vocalización más habitual que produce el perro, a pesar de que posee un abundante repertorio de señales sonoras. Normalmente, ladran al ponerse nerviosos o excitarse ante algo desconocido que ocurre en su entorno, por ejemplo, cuando algún extraño llega al hogar en el que él habita. Por ello, el ladrido es para el dueño una señal de un posible peligro del que el perro puede alertar. No obstante, también constituye una forma de comunicación entre ellos y la principal arma con la que cuentan para comunicarse con sus amos.Aunque la principal causa de ladrido suele ser la presencia de extraños, ésta no es la única. Así, el perro también ladra al jugar o para atraer la atención de su amo. Además, el perro puede efectuar otras señales sonoras, como el aullido, que es emitido para expresar algún tipo de dolor físico o carencia, por ejemplo, cuando se encuentran solos.
Por su parte, el gemido, tiene la función principal de llamar la atención del dueño, sobre todo, cuando el perro es un cachorro. Finalmente, hay que mencionar el gruñido, que la mayoría de las veces es de carácter agresivo, por lo que el paso siguiente suele ser la mordedura.
Higiene
Por ser el perro el animal de compañía por excelencia, uno de los aspectos básicos para mejorar su convivencia con el hombre es la higiene. Por ello, es conveniente acostumbrar al animal a estas tareas desde que es pequeño y así evitar que contraiga ciertas enfermedades e infecciones que, además, pueden suponer un riesgo para sus dueños.
Así, el baño es el primer elemento que se convierte imprescindible para mantener al perro limpio y fuera del alcance de los parásitos. Los expertos señalan que se debe efectuar cada tres o cuatro semanas, aunque este periodo depende del tipo de pelaje del animal. Este proceso se debe efectuar con los productos adecuados que se deben adquirir en centros veterinarios. Además hay que tener en cuenta que tras el baño es imprescindible el secado, ya que la humedad en el pelo puede dar lugar a ciertas patologías de la piel.
Otra de las principales tareas es la higiene de las orejas, una de las principales fuentes de infección. Ésta se debe efectuar regularmente, dos veces por semana, aproximadamente, y empleando un bastoncillo ótico o toallitas impregnadas con productos desinfectantes. Asimismo, es necesario retirar del pabellón los pelos que lo obstruyan, con el fin de evitar la otitis, así como procurar que los oídos se encuentren siempre secos y aireados.
En cuanto a la limpieza de los ojos, conviene saber que se debe emplear un algodón mojado con suero fisiológico o agua de manzanilla. Asimismo, se pueden utilizar productos oftalmológicos especiales y toallitas desinfectantes que se comercialicen en centros veterinarios. Otra actividad de obligada realización relacionada con los ojos es la limpieza diaria de las legañas que se hayan formado durante la noche o que aparezcan a lo largo del día.
En lo que a la boca se refiere, es conveniente limpiarle los dientes regularmente con el fin de evitar la acumulación de sarro en su dentadura. Estas limpiezas pueden ser realizadas por un veterinario en el caso de que el animal posea infecciones bucales.
Por último, es de especial utilidad mantener las uñas del perro en un tamaño adecuado con el fin de que no se dañe a sí mismo cuando se rasque y de que no arañe a su dueño. Además, hay que tener en cuenta que los perros sedentarios o las razas pequeñas que suelen habitar los hogares no las desgastan lo suficiente y que las uñas excesivamente largas pueden dificultar la deambulación, deformar los aplomos o ser causa de heridas del animal.
Acostumbrar al perro a viajar
Las primeras veces que se pretenda trasladar al perro en coche, el trayecto debe ser corto para que el animal se acostumbre a estar dentro del vehículo. Cuando se hayan realizado numerosos viajes cortos y ya no se ponga nervioso, será posible hacer uno más largo.
No obstante, conviene no dar agua ni alimento al perro, al menos dos horas antes de iniciar el trayecto, ya que es bastante probable que se maree y tenga vómitos. Asimismo, es recomendable pasearle antes de meterle en el coche para que realice sus necesidades, así como jugar con él para que se canse y esté relajado en el coche. Por último, cabe destacar que cada dos horas de viaje conviene hacer un descanso para pasear al animal y proporcionarle agua.