Los seres humanos tenemos entre 3 y 5 millones de células olfativas, los perros entre150 y 300 millones, según la raza y la genética de cada uno, esto quiere decir que su capacidad olfativa es de 50 a 100 veces más fina que la nuestra…¡Increíble!
Estamos acostumbrados a tirarle la pelota para que nos la traiga: trabajo de vista y persecución, donde el esfuerzo se centra en sprint, captura y entrega. No es un mal ejercicio si se varía con otros muchos, pero si se abusa de este tipo de juego podemos crear una obsesión con la pelota, con el resultado de perros posesivos, exigentes con el dueño o poco sociables.
Pero pocas veces les ofrecemos un ejercicio que, además de plantearle un nuevo reto en su vida, conste de la utilización de su mejor herramienta! Creedme que a todos les fascina este juego. Les motiva muchísimo el hecho de centrarse y enfocar todo su interés al olfato, su gran don (genético por supuesto).Les cansa mentalmente y premia interiormente en forma de satisfacción por el trabajo realizado, no es tan estresante como la persecución visual de la pelota. La búsqueda olfativa es un ejercicio terapéutico. Igualmente me reitero, tampoco sería bueno para el perro ponerle todos los días a buscar objetos pues todo llevado al extremo es perjudicial.
En la dosis está la magia
A continuación os dejo un vídeo de Yanko, mi perro de terapia, durante un ejercicio de búsqueda donde voy explicando un poco su experiencia como búsqueda olfativa. Nunca le había puesto este reto en un lugar tan alto y además nuevo para él.
Os animo a que empecéis este tipo de juegos en vuestra casa con comida o pelota. Primero en ambientes tranquilos y fáciles, para poco a poco ir complicando más los lugares.