Cuando tu perro se quedó hospitalizado, “solo” una auxiliar fue la que le puso una vía para rehidratarle. “Solo” una auxiliar fue la que limpió todas y cada una de las deposiciones y vómitos cuando llegó con parvovirus. “Solo” una auxiliar es quién sabe hacer funcionar una bomba de perfusión y qué hacer cada vez que pita. “Solo” una auxiliar es quién le extrajo sangre y “solo” una auxiliar es quién estuvo en el laboratorio buscando qué iba mal por dentro.
“Solo” una auxiliar fue la que le dio la medicación, controló su temperatura, si había comido y bebido y si había orinado y defecado varias veces durante todos los días de su hospitalización. “Solo” una auxiliar es quién hace exámenes coprológicos para saber si tu perro tiene algún virus. “Solo” una auxiliar es quién curará sus heridas. “Solo” una auxiliar es quién se preocupa de que tu conejo tenga heno en cualquier momento. “Solo” una auxiliar es quién ayuda a tu perro a volver a andar tras un accidente.
“Solo” una auxiliar fue la que estuvo luchando con él para que se estuviera quieto durante una ecografía y para que no se moviera en la radiografía. “Solo” una auxiliar fue quién hizo la citología para que un veterinario viera si el tumor de tu perro es bueno o malo. “Solo” una auxiliar fue quién controló la anestesia y que tu gato respirara durante toda la cirugía. “Solo” una auxiliar fue quién le hizo la limpieza dental.
“Solo” una auxiliar es quién se sienta en el suelo con tu perro para darle mimos. “Solo” una auxiliar es quién le promete a tu gato que volverás y que solo estará ahí mientras esté enfermo. “Solo” una auxiliar es la encargada de controlar los monitores en quirófano. “Solo” una auxiliar dejará a tu pájaro escalar por su cabeza, a tu gato usarla de rascador o a tu cachorro de mordedor. “Solo” una auxiliar es quién cuida de los bebés de la incubadora.
“Solo” una auxiliar sabe cuando tu gato está nervioso y se toma el tiempo que haga falta para que se calme. “Solo” una auxiliar sabe cuando un perro va a morder y hace lo que puede para relajarle. “Solo” una auxiliar pasa la noche en vela pendiente de que a tu hurón le baje la fiebre. “Solo” una auxiliar es quién controla el peso de tu gato. “Solo” una auxiliar pasa horas vigilando si tu pogona respira. “Solo” una auxiliar es quién sale a pasear con tu perro, camina a su ritmo y espera en la calle hasta que tenga fuerzas para volver.
“Solo” una auxiliar es quién sujeta, acaricia y acompaña a tu perro en el último momento de su vida porque tú te negaste a verle sufrir.
Y “solo” una auxiliar es quién mantiene todo en orden, quién coloca las consultas y la parte del hospital que no ves, quién está pendiente de que nunca falte nada, de que todo esté limpio y de que el veterinario tenga lo necesario para que consigamos sacar adelante a tu mascota.
“Solo” una auxiliar es quién tu mascota ve continuamente, quién está dándole todo lo que tú no puedes darle en ese momento. ¿Aún piensas que ella es “solo” una auxiliar?
No somos “solo” auxiliares. Somos enfermeras, técnicas de laboratorio, anatomopatólogas, asistentes de quirófano, celadoras, farmacéuticas, técnicas de diágnostico por imagen, recepcionistas, limpiadoras, nutricionistas, fisioterapeutas, matronas, canguros, higienistas dentales, etólogas, empleadas de funeraria, anestesistas, peluqueras, paseadoras, administrativas…
Es una profesión increíblemente vocacional y no, no vale con decir “me gustan los animales” para serlo. Ser Ayudante Técnica Veterinaria es mucho más que eso. Somos parte de un equipo, dónde todos somos iguales y cada uno tiene sus funciones. Los veterinarios nos necesitan. Y nosotras a ellos.
Pero, desgraciadamente, no es una profesión reconocida, la titulación no es homologada. “Solo” somos auxiliares. Muchos de los sitios que imparten esta formación cuentan con escasa carga teórica y práctica, creando profesionales sin soltura ni aptitudes (y lo peor, que no tienen vocación). Además la especialización es increíblemente difícil; los cursos que se encuentran son privados, muy caros y poco técnicos. Sin hablar de las condiciones de trabajo (y sueldos) de algunos centros.
Socialmente no andamos mucho mejor, de hecho, la frase del título es algo que he oído demasiadas veces en poco tiempo. “Quiero hablar con un veterinario, no contigo” es muy común. Somos profesionales formadas y especializadas en ciertas áreas en las que los veterinarios no lo están, y a lo mejor, podemos ayudarte mejor que ellos. La gente piensa que las ATV solo limpiamos las cacas y pises de los animales que están ahí, es cierto que eso lo hacemos muchas veces al día pero es una pequeñísima parte de nuestro trabajo.
Cuando no sepas qué hace una ATV, es fácil: de todo menos diagnosticar, tratar clínica y quirúrgicamente y pronosticar. Todo lo demás, dependiendo de nuestra experiencia, podemos hacerlo.
En pocos años se ha avanzado mucho y cada vez más clínicas, centros y hospitales cuentan con ATV en su plantilla. Vamos en la dirección correcta pero queda mucho camino por andar.
Atentamente, “solo” una auxiliar orgullosa de serlo.