Gracias a la relación con su mascota, muchas personas ancianas reaccionan de una manera más abierta a su entorno y establecen nuevos contactos con otras personas, ya que un gato siempre da tema para conversar.
Un gato para una persona ya mayor debe ser cariñoso y especialmente fácil de tratar. Es recomendable que no sea un cachorro, ya que éste exige mucho tiempo y esfuerzo físico. Se debe tener en cuenta a otra persona para que se haga cargo del gato en caso de que su humano fallezca. Los asilos para ancianos, especialmente los particulares, aceptan cada vez más la tenencia de un animal de compañía o al menos permiten su visita.