Aunque parezca mentira, estructurar un paseo y rutinizarlo es la mejor manera de evitarnos problemas después, además enseñamos al perro el momento adecuado para hacer sus necesidades, cuándo y dónde nosotros queremos, reforzándole sin apenas darnos cuenta y sin hincharle a golosinas.
Os dejo unas pautas muy útiles para aplicar en los paseos y convertirlos en unos buenos paseos, por este orden:
Mantener una rutina, eligiendo siempre los mismos momentos del día para empezar los paseos. Intentad que el perro no salga demasiado excitado a la calle.
Salimos de casa sin dejarle oler ni marcar ningún lugar hasta que lleguemos al sitio deseado. Si le dejamos orinar en una farola o en cierta esquina, siempre que pasemos por ahí debemos dejarle orinar en el mismo lugar y respetar que ahí sí que puede oler.
Llegamos al lugar deseado, dejamos que el perro se desahogue, orine y defeque. Es importante ir aprendiendo cuándo defeca (mañana, tarde, noche) para saber cuánto esperar a que lo haga o no según la hora del día.
Continuamos el paseo hacia otra zona, ya más relajados y sin prisas.
Llegamos al segundo punto, donde podremos jugar con él y soltarlo si la ley nos lo permite o es un parque para perros. Dejaremos total libertad (dentro de los límites que nosotros establezcamos) para que el perro explore, huela, sociabilice, jugaremos con él, etc.
Cuando el perro esté satisfecho y visiblemente cansado, ya podremos volver a casa tranquilamente y seguros de la tarea bien hecha.
Normalmente, para un perro de actividad normal, un paseo con esta estructura debe durar entre 45 y 90 minutos.
Beneficios de la estructuración del paseo:
El perro aprende a hacer sus necesidades al inicio del paseo, es decir, que cuanto antes haga sus necesidades, antes irá a jugar y divertirse. Así que no retrasará la hora de hacer sus cosas, por haber asociado que "lo hago y se acaba el paseo". Su premio y refuerzo por haber hecho sus cosas es la hora de jugar.
El perro aprende a hacer siempre en la misma zona sus necesidades, cosa que nos ayuda a recogerlas y ahorrar tiempo el día que tenemos prisa (o llueve).
Nos aseguramos que el perro ha tenido suficiente tiempo y ha hecho sus cosas antes de volver a casa y, por ejemplo, dejarlo solo. Evitando así posibles accidentes indeseados dentro de casa.
Evitamos las infinitas paradas en un perro que quiere oler y marcar todo, lo cual mejorará nuestros paseos con él cuando tenemos que ir a otros sitios o hacer recados.Y recuerda: en cada paseo ¡¡diviértete con tu perro siempre!!