Soy consciente de que mucha personas se ven envueltas en la vorágine del día a día y estos momentos pasan a ser un problema, pero una vez más, creo que la responsabilidad que implica tener una animal conviviendo con nosotros debe estar muy por encima de “la prisas” o “el poco tiempo”, y va intrínseca en el propio peludo. Cambiar el chip y convertirlo en ese paréntesis (esos paréntesis… ¡al perro hay que sacarlo al menos tres veces al día!) que nos permitan tomar aire de nuestro día a día, puede ser un buen comienzo.
Los paseos no tienen que ser siempre iguales, ¡qué va! A no ser que tu perro tenga alguna particularidad por la que sea más adecuado sacarle siempre con la misma rutina, variar los paseos en tiempo, lugares y estímulos mantendrá su mente activa y su motivación alta.
Paseo “de parque”
Salir con el perro por un camino conocido hacia el parque de siempre tiene sus ventajas y sus desventajas. Si el perro tiene claro por dónde ir, querrá llegar el primero sin prestar atención al paseo, para desfogarse durante vuestra estancia en el parque.
Es un buen momento para poner a prueba los ejercicios que hayas trabajado con él previamente (¡si los tienes trabajados!). Pedirle que se espere, que se siente o afianzar que no tire de la correa, y reforzarle continuando con el paseo e incluso entrando en el parque, puede ser un ejercicio muy interesante para ambos. Autocontrol y respuesta a las señales… ¿qué más se puede pedir?
Paseo con correa
No es imprescindible que los perros salgan sueltos para que puedan disfrutar del paseo. El ejercicio físico es importante y tendremos que fijarnos mucho en ello a lo largo de la vida del perro, pero un paseo por lugares nuevos, con olores diferentes y objetos interesantes, es ideal para trabajar que no tire de la correa, y para permitirle desarrollar sus capacidades olfativas, pues tienen alrededor de 200 millones de receptores olfativos (los humanos alrededor de 5 millones), por lo que el olfato es su conexión más potente con el mundo. ¡Déjale olfatear y no tengas prisa por avanzar! Notarás además que al regresar a casa, tu perro habrá desgastado tanto como si hubiera estado corriendo durante todo el paseo.
Paseo de juego
Estoy convencida de que más de una vez te has imaginado jugando con tu perro como uña y carne, antes de tenerlo por casa… ¡pues juega con el peludo! El juego es fundamental en el día a día de un perro, y además ayuda a forjar un vínculo fuerte y duradero.
Jugando con él durante las salidas fomentarás que centre la atención en ti y gracias a eso podrás salvas situaciones que pueden ser problemáticas por ejemplo con otros perros.
Aquí me refiero a un juego CON el perro, no en convertirnos en una máquina de tirar pelotas o freesbees… Cuerdas o mordedores, pero también nuestro cuerpo y la intriga de no saber cuál será la siguiente señal que le vas a pedir (¿correr, parar, sentarse, perseguirte…?) son juegos estupendos para compartir con tu peludo.
Contemplando el paisaje
… también el urbano. Salir y sentarse en un banco con el perro, “viendo la vida pasar” y sin hacer ninguna actividad más que la que permite el paso del tiempo, es un ejercicio importante. El pero también debe aprender que no todo es actividad frenética. Aburrirse forma parte de su día a día (que se lo digan sino a los perros que esperan una jornada de trabajo entera hasta volver a tener a la familia en casa). No obstante, si lo miras bien, es probable que el perro esté observando, pues en la calle hay cantidad de estímulos con los que entretenerse. Ayudarles a gestionar esos estímulos y fomentar su autocontrol frente a ellos, no es una tarea fácil a veces, pero eso no quita que sea necesaria.
Un pis y a casa
Salir a hacer sus necesidades no sustituye a ningún paseo. Sin embargo dejar que el perro pueda aliviarse unos minutos en la calle ayudará a su bienestar, y además también puede servir para tomar con más calma el momento de la salida. A veces, simplemente salimos unos minutos antes de volver a casa.
Los perros deberían tener la posibilidad de salir entre hora y media y 3 horas diarias, porque el paseo no es únicamente para que no nos hagan sus necesidades en casa. El paseo sirve para estimular su mente, para relacionarse con sus congéneres y otros seres vivos, para conocer su entorno, para salir de su rutina, para estirar las patas y hacer algo de ejercicio… El paseo es fundamental, llueva, nieve o haga sol.
No dejes que tu paseo se convierta para tu perrete en algo predecible y aburrido, o divertido lejos de ti. No dejes que los paseos sean tan escasos que no le den la posibilidad a tu perro de sacarles el máximo partido, o que sean una carga en tu día a día. ¡Disfrútalos, y asegúrate de que tu perro también los disfruta!