¿Los perros saben bucear? Cómo hacer que disfruten en el agua

Como seguro que ya sabes, la mayoría de perros tienen la capacidad innata de nadar cuando se encuentran en el agua, por instinto de supervivencia o por necesidad natural de desplazarse en este medio, pero, ¿los perros saben bucear?

En este post, te explicamos qué razas saben, además de moverse sin meter la cabeza bajo la superficie, bucear con una capacidad que sorprende a quienes lo ven.

Sí, los perros saben bucear

Ahora que estamos ya en verano, muchos de los propietarios de perros planifican escapadas de vacaciones con sus mascotas y en ellas predominan los chapuzones en playas, piscinas, ríos En este escenario, muchos se preguntan si su animal de compañía pueden compartir los momentos de baño con ellos sin ningún riesgo.

Los perros saben nadar de forma instintiva y algunos, incluso, no tienen ningún miedo a introducir su hocico por debajo del agua.

Sólo algunas razas pueden zambullirse por completo en el agua para recoger cualquier elemento que se encuentre en las profundidades.

Por ejemplo, el bulldog también puede nadar en momentos de necesidad pero no tiene la posibilidad de moverse con agilidad por debajo del agua, teniendo en cuenta, entre otras cosas, la morfología de esta raza.

En cambio, muchas especies caninas se criaron a propósito para prestar ayuda en costas, ríos, lagos y pantanos, no sólo a modo de rescate, sino también para facilitar la pesca y las labores en embarcaciones.

Las razas de perros que sí saben bucear

Algunos de los ejemplos de razas de perros que saben bucear son las siguientes:

Perro de agua español: se trata de los animales más orientados por naturaleza hacia la natación, con grandes dotes para el buceo, pudiendo, incluso, alcanzar varios metros de profundidad.

Terranovas: originaria en la actual Canadá, esta especie, que tiene una gran fuerza gracias a sus más de 60 kilos de peso, ha sido una gran ayuda para la pesca, las tareas sobre embarcaciones y labores de rescate.

Labradores: antiguamente, se adiestraron para la recogida de las redes que los pescadores lanzaban al agua. Tanto los terranovas como los labradores cuentan, además, con membranas interdigitales para moverse en el agua con más velocidad. La capa de pelo es más grasa que la de otros animales, lo que se traduce en que el agua resbala con facilidad por el cuerpo y, por consiguiente, se experimenta una menor resistencia al nadar.

Caniches: estos coquetos animales, en sus orígenes, se utilizaban para la caza en pantanos, zambulléndose en el agua si era necesario para capturar su presa.

Teckel: aunque no se atreven a sumergirse en grandes profundidades, se trata de una raza canina muy inquieta a la que le gusta meter el hocico bajo el agua para coger objetos que se han hundido.

Hay otras razas de perros que tienen la capacidad de bucear, aunque no hay una regla fija en este sentido.

Cómo saber si mi perro sabe bucear

Si quieres saber si un perro específico puede sumergirse bajo el agua, atiende a los siguientes consejos:

Elige el lugar idóneo para iniciarse en el arte del buceo, verificando las condiciones del área de baño, sus profundidades, sus posibles obstáculos, su suelo o la calidad del agua, entre otros aspectos. Prioriza baños con aguas calmadas y translúcidas con profundidades poco exigentes para que se vea obligado a mover las patas.

Averigua si le gusta el agua y, especialmente, nadar, verificando si es capaz de recoger objetos que se encuentren flotando en el agua.

Si ves que le gusta permanecer y moverse en el agua, con destreza y sin mostrar temor, puedes arrojarle objetos que se hundan, como pelotas especiales que pueden sumergirse. Es importante este punto, ya que, si ves que no se siente del todo cómodo en esta actividad, puedes hacer que este momento lo vea como un juego; si, aún así, no cambia de postura, mejor una retirada a tiempo.

Procura que esos juguetes sean de color claro, de forma que puedan diferenciarlos una vez se encuentran en pleo buceo.

El animal tiene que ver esta actividad como un juego, lanzando el objeto al agua para impulsarle a devolverlo tras zambullirse y ofreciendo un premio al final como recompensa.

Ayúdale a que pierda el miedo a las alturas, ya que, para sumergirse en el agua, sea cual sea el área en la que os encontréis, suele haber algún punto en alto desde el que tiene que tirarse (rampa, piedra, plataforma elevada o muelle). Ten paciencia en este momento, arrojando su juguete e impulsándole a buscarlo.

Estas medidas no son para nada inútiles, puesto que, si el animal muestra una predisposición natural, se le puede enseñar técnicas más sofisticadas; por ejemplo, unos labradores norteamericanos aprendieron a perseguir langostas mediante estas lecciones cotidianas.

Aún así, ¡presta atención!

Aunque los perros tienen una capacidad natural e innata para nadar y desenvolverse con agilidad en el agua, corren el riesgo de ahogarse en determinadas situaciones, por lo que no conviene forzar al animal y si se está dando un baño solo, conviene prestar atención y vigilarles para que no haya un disgusto.

Las corrientes o el oleaje pueden ser fenómenos contrarios a la estabilidad de los canes, especialmente cuando son sus primeras veces en el mar, por lo que lo recomendable es que no se aleje mucho de la orilla.

Por ejemplo, puede sufrir un tirón muscular, cansarse en medio del agua sin atisbo de salida o, en el caso de la playa, recibir la picadura de la medusa. En estos escenarios, conviene una ayuda rápida, por lo que no le quites el ojo de encima.

Otro de los factores que debes tener en cuenta para la salud del animal es que la sal del mar y el cloro de la piscina pueden ser perjudiciales para su piel, pudiendo originar irritaciones dermatológicas. Al volver a casa o cuando tengas la posibilidad, lo mejor es que le aclares el pelo con agua limpia, secándose con una toalla a conciencia.

Para finalizar, desde Maskowe queremos recordar la imperiosa necesidad de cautela y precaución en los momentos de baño para garantizar que el animal disfruta y no supone ningún riesgo para él.