Caminando por un camino llanito y sin dificultades, hemos pasado tres horitas largas llenas de diversión para nuestros peludos y en fantástica compañía.
Blacky ha demostrado que es todo un caballero sociable aunque a veces pretenda dar imagen de cascarrabias y ha hecho muy buenas migas con Sasha, y Crispi nos ha enseñado que que también él puede disfrutar de un paseo un poquito a su aire.
Carreras, algunas más largas que otras, un poquito de agua para darse un chapuzón después de jugar en el barro y unas estupendas horas llenas de cordialidad canina… ¡y humana!
Un placer haber compartido este ratito con vosotros, amantes de vuestros compis de 4 patas, incansables a la hora de aprender un poco más sobre las interacciones caninas y su educación.
¡Nos vemos en la próxima!