Tomado del Blog Strambotic, de Público.es Iñaki Berazaluce
¿1933? No: 2014. Imágenes de Kike Carbajal.
Las crudas imágenes de ?Santa fiesta? están grabadas durante el verano de 2014, pero recuerdan demasiado a las que Luis Buñuel en ?Las Hurdes?, la madre de todos los documentales: aguerridos hombres a caballo arrancan la cabeza de aves vivas colgadas de una cuerda. El público aplaude entusiasmado. "Una tradición salvaje y sanguinaria", dice la voz en off de Buñuel. Corría 1933.
Ha transcurrido casi un siglo, y apenas queda nada reconocible de aquella España: todo el mundo está alfabetizado, muchos conocen mundo e incluso hablan idiomas; la miseria, el paludismo y el bocio han sido erradicadas y sin embargo? "los españoles seguimos siendo un pueblo salvaje, embrutecido e ignorante", escribe con rabia indisimulada Miguel Ángel Rolland, director de ?Santa Fiesta?, un documental que está rodado pero aún sin montar, a la espera de que conseguir los 18.000 euros que necesitan para editar y montar la película y así rematar el trabajo iniciado hace más de un año.
Rolland ha recurrido a la microfinanciación en internet por un motivo insoslayable: "Existe una forma sutil de censura sobre una serie de temas sobre los que no se puede hablar, y este es uno de ellos". "Este" se refiere a los 60.000 animales que cada año mueren en las fiestas religiosas de los pueblos, cinco veces más que los 11.000 toros sacrificados en el altar de la "fiesta nacional". Quien piense que la brutalidad contra los animales está en retroceso en España debería leer los datos que aporta Rolland: las entidades públicas sufragan este genocidio de "personas no humanas" (Rolland dixit) con 571 millones de euros anuales, incluyendo 130 millones procedentes de la Unión Europea.
Miguel Ángel y su equipo dedicó casi un año a recorrer y documentar algunas de las fiestas más salvajes de la geografía española (son demasiadas para cubrir todas). Casi siempre tuvieron que ir de incógnito y más de una vez estuvieron a punto de ser linchados, según recuerda Kike Carbajal, uno de los miembros del equipo y autor de las fotografías que ilustran este artículo.
"Resulta un poco paradójico que intentes esconder e impedir el acceso a una fiesta de la que supuestamente estás orgulloso", explica Rolland, alma máter de ?Santa Fiesta?, "pero yo he tenido que esperar dos horas subido a un poste de la luz en el toro de La Vega. En Amposta (Tarragona) nos han sacado a pedradas de la plaza de toros ante la pasividad de la policía, que nos decía "¿Y para qué hacéis fotos? Y es que los mismos organizadores saben que están organizando un espectáculo inmoral e ilegal".
¿Por qué se ha metido el equipo de ?Santa Fiesta? en este berenjenal en el que, como piensan los policías, nadie le ha llamado? "Porque los animales que están torturando y matando no son propiedad de un pueblecito, sino que es deber del resto de la Humanidad -por más que suene grandilocuente- protegerlos". De hecho, ?Santa Fiesta? nace con el objetivo expreso de alertar al resto del mundo de lo que pasa cada año, cada verano, en España, más allá de las anacrónicas corridas que (tristemente) nos dan fama mundial.
Pero el dedo de Rolland apunta específicamente a un actor nada inocente en este sangriento potlatch: la Iglesia católica: "Lo más doloroso -escribe en su blog- es asistir al consentimiento activo de la Iglesia en todos sus niveles hasta el mismísimo Papa, burlando lo que dictan las Sagradas Escrituras y el propio Jesucristo, por cobardía, mezquindad e interés material".
Rolland reitera su acusación contra la Iglesia de viva voz: "Desde el punto de vista técnico, la bendición tiene muchísima importancia en el ritual. Cuando en unas fiestas populares hay una bendición explícita estás aprobando todo lo que pasa ahí: desde el cura, pasando por el arzobispo hasta el mismo Papa son cómplices de esta salvajada".
Este verano, otros 60.000 animales morirán como parte de un atroz espectáculo en los pueblos de toda España. 200 al día, 8 cada hora. Santa fiesta.
Cabestros.
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