Así como las personas pueden tener miedo de ir al médico o al dentista, por ejemplo, los animales también pueden experimentar inquietud al ir al veterinario a partir de una asociación de ideas y estímulos. Sin embargo, es importante que ayudes a tu gato a superar este temor con sencillos tips que pueden servirte de apoyo para actuar en este tipo de situación.
El primer consejo es que conviertas la visita al veterinario en una experiencia que no está únicamente vinculada con algún síntoma de malestar que has observado en tu gato. Por ejemplo, puedes acudir al veterinario para comparar alguna golosina, por ejemplo. Es decir, intenta crear un contexto adecuado de distintas vivencias.
Hábito de visitas
Es muy importante que mantengas la rutina habitual de visitas al especialista, este hábito es una inversión en promoción de la salud. Pero además, por medio de este hábito, tu gato también se acostumbra a esta rutina. Lo ideal es que tu gato se acostumbre a acudir al veterinario desde que es pequeño, sin embargo, más allá de la edad, confía en su propia capacidad para adaptarse. Especialmente, confía en la profesionalidad del veterinario para calmar la ansiedad del gato en esta experiencia.
Caricias para calmarle
Intenta potenciar el uso de palabras bonitas, palabras de cariño hacia tu gato. Intenta no decir palabras que tal vez crees que tu gato no entiende pero que sí pueden condicionarle, por ejemplo, inyección. Para calmar a tu gato, que puede experimentar nerviosismo ante la visita al veterinario, utiliza el poder del lenguaje corporal. Es decir, mímale y dale caricias. De este modo, con paciencia, podrás tranquilizarle gracias al estímulo relajante de las caricias.
Habla con tu gato
Háblale a tu gato en un tono de voz pausado y tranquilo. Utiliza el refuerzo positivo del premio para recompensar a tu gato después de salir de la consulta del veterinario. Por ejemplo, puedes darle como capricho su comida preferida para que la disfrute. Además, esta es también una forma de compensar el esfuerzo del momento con el disfrute posterior.
Estar en la consulta
Ten presente que las emociones también se contagian. Es decir, tú puedes transmitir tu propia tensión y preocupación a tu gato si te preocupas antes de ir al veterinario. Por tanto, intenta estar tranquilo, vive ese momento con naturalidad, piensa en positivo y confía en la profesionalidad del experto. Si tú estás bien, tu gato también lo estará. Por tanto, intenta también cuidarte y centrarte en tu propia inteligencia emocional.
Espera en la sala de la consulta, intenta estar situado en un lugar en el que tu gato pueda verte mientras le atienden (si eso es posible), ya que tu presencia le va a dar compañía y confianza durante el tiempo de la visita. Además, pide consejos a tu veterinario para que te oriente de forma práctica con consejos personalizados cómo calmar a tu gato en estos momentos.
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