En este reportaje queremos ayudar a todos los propietarios de perros a que prevengan posibles problemas que pueden ocurrir debido a las altas temperaturas.
Uno de los peligros más graves a los que se encuentran expuestos nuestros perros durante la época estival es el denominado golpe de calor, y es que la mayoría de la gente que hace turismo con el coche suele llevarse a sus animales de compañía, especialmente los que pasan las vacaciones con caravanas.
El golpe de calor
Durante la época estival, y especialmente si vamos a ciudades no conocidas, las compras las realizamos ayudándonos de nuestros coches y, normalmente, ninguna de nuestras grandes superficies o tiendas tienen guarderías para perros o gatos. Como siempre, pensamos que vamos a tardar unos minutos, así que dejamos a nuestros animales dentro del coche o la caravana y bajamos un poco las ventanillas para que no pasen calor.
También es común que, si paramos en la carretera a descansar o a tomar un refrigerio, como también pensamos que vamos a tardar unos minutos, dejemos a nuestros animales dentro del vehículo con las ventanillas ligeramente bajadas. Ésta y la anterior son las dos causas principales por la que nuestros animales sufren el temido golpe de calor.
Animales como el gato o el perro se diferencian de las personas en cuanto a la forma de perder calor por la sudoración. Las personas sudamos por todo el cuerpo y los perros y gatos solamente por las plantas de las patas. Así, nosotros eliminamos agua y con su evaporación perdemos calor corporal. Ellos utilizan para perder calor la respiración; por ello, cuando la mascota tiene calor jadea continuamente para perderlo.
Este sistema termorregulador no es tan eficaz como la sudoración, y por ello tienen menos facilidad para perder calor. La temperatura corporal sube hasta producir un fallo en el centro de la termorregulación en el cerebro y a partir de aquí es imposible controlar la temperatura que sigue subiendo, entrando rápidamente en coma y muriendo.
Consejos preventivo
Debemos parar de conducir cada cierto tiempo para descansar y también para que nuestros animales no sufran estrés. Es importante hacerlo en un lugar con sombra y sacar a las mascotas de los coches, ver cómo se encuentran y si están calientes o con la respiración agitada, mojarles la cabeza y rebajar su temperatura corporal. Esto es vital en los gatos, y ellos nos lo agradecerán, aunque no les guste el agua.
Nunca debemos dejar a los animales dentro del coche, aunque sepamos que vamos a tardar sólo unos minutos: ese tiempo puede ser suficiente para acabar con su vida. En países como Suiza, si alguien ve un niño o un animal en un coche solo, aunque esté en la sombra y con las ventanillas bajadas y no haga excesivo calor, lo denuncia automáticamente y el responsable es sancionado.
Con 43º C en el exterior del coche, el interior puede alcanzar 56º C en sólo 10 minutos y 65-70º C en 20 minutos, siempre sin estar directamente expuesto al sol y con las ventanillas semicerradas. A esta temperatura, seguro que se produce la muerte cerebral en poco tiempo después de presentar los síntomas del golpe de calor. A más de 50º C se produce la muerte cerebral de forma irreversible.
El ejercicio en verano
Además de no dejar a los animales en lugares cerrados o poco ventilados (coches, casas sin aire acondicionado, zonas abiertas expuestas al sol...) debemos tener cuidado con el ejercicio en los días calidos. Si estás acostumbrado a correr, ir en bicicleta e incluso pasear con tu perro, en días calurosos, aunque no sea verano, cambia este hábito.
Un caso ocurrido en el Centro Veterinario Punta, que terminó con la muerte del perro, se produjo cuando su dueño, un joven acostumbrado a salir a correr con su mastín de un año, después de unos días de reposo debido a exámenes, volvió a correr con él. Fue al anochecer, a mediados de junio, y hacía calor. El perro llegó agitado, su dueño le puso agua y se fue a la ducha. Cuando terminó, vio al perro algo raro y, desde la clínica, le aconsejaron que le bañara y le pusiera hielo picado en la cabeza. Llegó a la consulta en cinco minutos, pero el perro estaba agonizando.
Este ejemplo es bastante habitual cuando sometemos a ejercicio a un perro grande durante un día caluroso. La muerte se produce no por el calor externo, sino por el calor interno que genera al hacer ejercicio. Esta sensación térmica es difícilmente eliminada por el animal y se produce un golpe de calor con pocas posibilidades de recuperación.
Este hecho justifica el no llevar a pasear, correr o con la bicicleta, especialmente a perros grandes en épocas calurosas. Si queremos hacerlo debería ser por la mañana temprano, vigilando que no se fatigue demasiado, parando de vez en cuando, suministrándole agua y, al volver a casa, ducharle y vigilar su respiración hasta que esté calmado.
Los pequeños también sufren
Otro caso recogido por el centro veterinario tuvo lugar un atardecer caluroso y sin viento. Se trataba de un perro pequeño de unos 4 kilos que había estado en un patio interior pequeño sin techo, pero en la sombra. Después de la siesta, comenzaron a darle convulsiones y, pensando que había sido envenenado, lo llevaron a la consulta. En unos minutos, murió por una coagulación intravascular diseminada, un problema de coagulación de la sangre por hipertermia.
Esto se produce cuando se deja un animal pequeño en un sitio cerrado o sin circulación de aire: al aumentar la temperatura ambiental y al no tener mucha masa el animal, rápidamente sube su temperatura corporal y se agita, con lo que genera más calor. Acto seguido comienzan las convulsiones, que generan aun más calor, y pronto entran en coma y fallecen.
En perros braquicéfalos (perros con nariz muy chata, como el Bulldog inglés, el francés o el Pequinés), en canes obesos, con problemas cardiacos o ejemplares con mucho pelo, al tener dificultades en la respiración unos y dificultades en perder calor otros, el riesgo es mucho mayor, sobre todo por ejercicio en días calurosos.
Síntomas del golpe de calor
Los principales síntomas son, además de otros inespecíficos, la temperatura elevada por encima de 42º C, mucosas rojizas u oscuras, jadeo excesivo, estupor (con pérdida de conciencia), tambaleo, convulsiones, diarrea sanguinolenta o vómitos, coma y muerte.
Ante los primeros síntomas, hay que llamar al veterinario de urgencia mientras otra persona baña al animal con agua (no con hielo, ni muy fría, pues ésta produce vasoconstricción y hace perder menos calor) y le pone una bolsa de plástico con hielo machacado en la cabeza. Por debajo de 42º C, no es necesario enfriar más al animal, pues puede llegar a hipotermia.
Hay que ponerle cubitos de hielo para que el animal lo chupe y pueda beber el agua fría, pero hay que hacerlo muy poco a poco. Aunque el animal baje la temperatura y recobre la conciencia y aparentemente esté normal, no está fuera de peligro, pues los órganos internos pueden estar dañados, por lo que hay que hacer análisis de sangre, para saber si todo el organismo funciona normalmente.
Si queréis saber más cosas sobre el golpe de calor en los perros, no dudéis en leer el siguiente reportaje.