@SayItAintSo
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Aquí te listo los 10 alimentos que deberías evitar darle y la razón:
Huesos cocidos: He comentado en varias ocasiones lo peligrosos que pueden llegar a ser. Puedes comentarme que nunca ha pasado nada, pero como siempre digo, ¿para qué arriesgar? Los huesos cocidos se rompen con facilidad, se astillan y pueden ocasionar daños en la boca e incluso perforar el esófago, estómago o intestinos. Pueden también quedarse obstruidos pudiendo ocasionar una asfixia en el perro, o quedarse atascados en los intestinos, obligando al veterinario a operar de urgencia.
Grasa: Hay propietarios que tienen la costumbre de quitar la grasa del jamón o de una costilla de cordero, o de un trozo de carne de cerdo y dársela al perro. El exceso de grasa en sí ya es perjudicial para el ser humano, así que ya puedes imaginar lo bueno que es para el perro. Ya no se trata solo de que puede llevar al perro a ser más obeso, sino de que tu peludo puede correr el riesgo de desarrollar una pancreatitis. Ya que él no puede medir los riesgos de lo que come, intenta hacerlo tú por él.
Comida para gatos: Hay perros que sienten verdadera devoción por ingerir la comida del gato. Es normal: el olor que desprende y el sabor tientan a cualquiera. Sin embargo, un consumo continuado no es nada bueno. La comida para gato es mucho más alta en grasas y proteínas y más baja en nutrientes, por lo que comerla con demasiada asiduidad provocará obesidad en el perro a la vez que desnutrición.
Huesos de médula: Estos huesos están hechos para soportar peso, y en consecuencia tienen una superficie dura y lisa y un centro lleno de un montón de médula. Los extremos de estos huesos son suaves y cartilaginosos, por lo que te puedes imaginar qué delicia es para cualquier perro. Se vuelven un juguete con el que pueden pasar horas lamiendo. Sin embargo, hay perros, sobretodo de razas grandes, que tienen un empeño en romper el hueso sea como sea, presionando con las mandíbulas con tanto ahínco que pueden acabar rompiendo piezas dentales. Si tu perro es uno de esos, ten cuidado.
Sal: La sal está presente sobretodo en las sobras que muchos propietarios dan a sus perros. ¿Qué pasa cuándo se tiene un consumo continuado? Que no solo perjudica su salud, sino que se acostumbran al sabor sabroso que da la sal, y cualquiera le cambia luego a pienso… No lo querrá ni aunque haga huelga de hambre durante una semana.
Azúcar: Ya he hablado en un extenso post de lo perjudicial que es el azúcar en la dieta del perro. Podrías pensar que no le das azúcar nunca, pero vigila bien los ingredientes de los snacks y golosinas para perros que se venden en comestibles. Mejor, prepara tú las golosinas.
Orejas de cerdo: Te sonará porque se venden en muchas tiendas de mascotas. ¡La de orejas que he dado yo a mis perros!… hasta que me enteré que algún que otro perro ha sido atendido por asfixia por estas orejas. Muy deliciosas pero para perros que sepan cortar bien las pieles y comérselas a pequeños bocados.
Panceta: O también llamado bacon. Está buenísimo, todo hay que decirlo, sin embargo, hay que cuidar bien dárselo muy de vez en cuando ya que es muy alto en grasas y sal, y no solo puede crear obesidad, sino un aumento de la presión arterial y pancreatitis. Repito, siempre y cuando se le dé tocino muy a menudo.
Huesos de cuero: Sin ninguna duda es uno de los premios que más adoran los perros. Pueden quedarse horas mascando los huesos de cuero, eso sí, hay que darle el hueso siempre bajo nuestra vigilancia, desechando el hueso cuando ya haya trozos pequeños de piel, puesto que el perro podría asfixiarse o tener una obstrucción intestinal. ¿Son buenos? Sí, pero jamás dejes el hueso con tu perro sin estar delante.
Pezuñas de vacuno: Son una recompensa perfecta para perros de razas grandes pero hay que tener cuidado con lo de siempre. Son huesos y pueden astillarse, por lo que hay que ir con sumo cuidado a la hora de dárselo al perro.
Como ves, lo mejor sin ninguna duda es vigilar qué le damos al perro para comer y, sobretodo, en el caso de huesos, estar siempre ante el perro cuando coma para poder actuar en caso de necesidad, explicándole al veterinario el incidente para que éste pueda actuar lo más rápido posible ante el problema.
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”