1.- Objetivo y criterio
Antes de realizar cualquier ejercicio debemos establecer un objetivo. ¿Qué queremos conseguir? Y es más, debemos especificar qué queremos conseguir en ESA sesión de trabajo.
Pero cuidado, trabajar PARA lograr un objetivo no significa trabajar HASTA lograr el objetivo. Debemos saber cuándo detener el ejercicio y no sentirnos defraudados si no logramos lo que nos habíamos propuesto. Cualquier paso hacia el objetivo es meta suficiente para una sesión de trabajo.
Una vez sabemos hacia qué nos vamos a encaminar en una sesión de trabajo, debemos establecer el criterio que aplicaremos en cada momento y ser consecuente, es decir, qué pasos vamos a dar y cómo adaptarnos según lo que vamos consiguiendo o no. Es muy importante establecer estos pasos de forma muy progresiva y adecuada a la capacidad de nuestro perro: valoraremos con cuidado su experiencia, si está acostumbrado a las sesiones de entrenamiento, su edad, su capacidad de concentración, la complejidad del ejercicio, etc.
Es mucho mejor y más efectivo ir muy poco a poco, que ir a pasos más grandes y frustrar al perro y a nosotros mismos, porque entonces tendremos que retroceder más de lo que avanzamos.
2.- Refuerzos y su valor
En la entrada sobre premios y castigos ya expliqué los tipos de refuerzos que se deben usar en adiestramiento. Siempre nos basaremos en un refuerzo positivo que para el perro sea muy apetecible y motivador. Debemos averiguar qué es lo que más le gusta a nuestro perro. Normalmente usaremos comida porque es más fácil de administrar y pocos perros se resisten a ella, debemos elegir un premio que sea fácil de partir para darle trozos pequeños que pueda comer rápido y así seguir enseguida con el ejercicio; por eso para ciertos tipos de ejercicio no se recomienda el uso del juego como reforzador.
También debemos darle a cada premio un valor. Este tipo de valor se mide por dos parámetros principalmente: apetitividad y distancia.
La apetitividad se refiere a cómo de apetecible es para nuestro perro el premio (y no solo me refiero a comida), pues no es lo mismo entrenar con una bolita de pienso que con un pedazo de salchicha. Elegiremos el valor del premio que le daremos en función del tipo de ejercicio, cuanto más difícil sea un ejercicio más apetecible será el premio.
La distancia es algo más difícil de controlar, y se refiere a dónde entregar el premio. Cuánto más lejos del punto objetivo físico le demos al perro el premio, mayor será el esfuerzo que deberá realizar para obtenerlo y mejor lo hará la próxima vez para que se lo demos más cerca. Esto se aplica para corregir el movimiento que el perro realiza.
Por ejemplo: queremos que el perro toque con la pata un periódico en el suelo. Si el perro toca un extremo, le premiaremos en el otro extremo, así la próxima vez el perro tocará más centrado, que es el objetivo final que hemos establecido.
También hay que tener en cuenta dónde estamos trabajando y variar el valor del premio acorde con ello: no es lo mismo trabajar en casa, que es un lugar controlado y con pocas distracciones, a trabajar en el parque donde las distracciones son mayores y por tanto el premio debe ser más atrayente que todas esas distracciones.
3.- Preparación previa
Este es un punto importante que cualquier deportista sabe que se debe hacer. No basta con decir "hoy voy a correr 100 metros en 25 segundos", un deportista tiene una preparación mental y física previa, como por ejemplo qué comer antes de una prueba, el calentamiento, últimos consejos de su entrenador, etc.
Con los perros ocurre lo mismo, se necesita tener a un perro preparado para trabajar si queremos que la sesión de trabajo sea un éxito.
– Deprivación / Saciación: hace referencia directamente al premio con el que vamos a trabajar. Desde luego si vamos a trabajar con comida, nuestro perro no puede haber comido justo antes del ejercicio, pues así el premio que usemos tendrá mucho menos valor para él; en ese caso, habrá que deprivarle unas horas antes del ejercicio de comida para que así admita mejor el trabajo con premios comestibles. En cambio si queremos trabajar un ejercicio tranquilo, como estar quieto, deberemos haberle saciado de juego y ejercicio (le habremos sacado a correr y jugar antes del ejercicio), lo que ayudará enormemente a su disposición para estar quieto.
-Disposición mental: un perro trabaja mejor con rutinas. Si un perro aprende que después del paseo, llega a casa, el dueño va al frigorífico y entonces comienza su adiestramiento, ese perro estará siempre predispuesto mentalmente a trabajar y aumentará su concentración después de los paseos. Para mejorar la disposición mental de nuestro perro podemos trabajar con rutinas y además, con algunas palabras como "vamos a trabajar", que ayudarán a su concentración.
-Contratar el reforzador: debemos establecer un acuerdo con el perro, explicarle ¿qué vas a conseguir si haces lo que te pido? Para el perro es más motivador saber que le está esperando un trozo de salchicha, que hacer algo sin saber qué va a recibir a cambio. Para establecer un contrato, podemos enseñarle el premio o incluso dárselo a probar un poquito. Lo que nunca debemos hacer es acercarle el premio y cuando lo vaya a comer quitárselo, en lugar de motivarle, le frustraremos, se sentirá engañado y a nadie le gusta trabajar sintiéndose así.
4.- Cuándo terminar el ejercicio
Saber cuándo terminar una sesión de trabajo es tan importante como establecer el objetivo y el premio.
Las sesiones de trabajo deben ser cortas, acorde a la capacidad de concentración de nuestro perro. Siempre deben acabar cuando el perro quiere más, y no cuando ya está cansando del ejercicio. Y es importante no detener el ejercicio justo cuando el perro por fin ha hecho lo que queríamos, porque eso es muy frustrante para él: "ah, osea que ahora que lo hago bien, ¿ya terminamos y no me dan más premios?"
Se ha demostrado que es más eficiente trabajar con sesiones de tiempo fijo y terminar en el tiempo estipulado que esperar a obtener un resultado que nos habíamos propuesto.
El tiempo que estableceremos previamente para un ejercicio debería rondar los 2-5 minutos. Menos tiempo para cachorros o perros con baja concentración y más para perros acostumbrados a trabajar con mayor concentración. Los primeros ejercicios que entrenes con tu perro, sobretodo si es cachorro, podrías fijarlos en 30 segundos tranquilamente, con un tiempo de descanso mayor, para trabajar más tarde otros 30 segundos.
Una vez superado el tiempo establecido para la sesión, terminaremos el ejercicio con una "lluvia de premios", dejándole que coma más cantidad o con una buena explosión de juego. Y podemos añadir un "hemos terminado" o una frase que al perro le ayude a asociar con la liberación del entrenamiento y le dé a entender que ya no le vamos a pedir que siga trabajando.
Es importante que si trabajamos con objetos (por ejemplo si hemos trabajado que nos traiga el periódico), retiremos y escondamos el objeto sin que el perro lo vea (mientras come la "lluvia de premios" por ejemplo) para que no tome el quitarle el objeto como un castigo.
5.- Los apoyos
Durante las sesiones de entrenamiento, muchos adiestradores (y me incluyo) se ayudan de objetos, como por ejemplo el "clicker", que ayudan a establecer un puente de unión entre el comportamiento que buscamos y la entrega del premio.
Debemos saber si usaremos o no este tipo de apoyos y de usarlos, hacerlo siempre en ese ejercicio. Puede ser confuso para el perro, que para un mismo tipo de ejercicio en unas sesiones se use un clicker y en otras no.
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Imagen de clicker de Animalear