Ten en cuenta que la estimulación mental favorecerá el aprendizaje en diferentes ámbitos en su vida, le hará un perro con una capacidad intelectual más desarrollada, funcionará como equilibrador emocional y físico, y aumentará el vínculo con quien lo practique con él. ¿Y aún no lo has puesto en práctica? ¡Pues vamos a ello!
¿En qué va a consistir?
Vamos a ofrecer a tu compi diferentes alternativas para que el momento de la comida no sea algo aburrido, monótono o con una ansiedad altísima que le genere malestar emocional o, en el mejor de los casos, no le aporte nada más que pura supervivencia.¿Qué necesitas saber antes de empezar?
Esta debe ser una experiencia enriquecedora para tu perrete. Si ves que se angustia, muestra miedo o da señales de inseguridad, no continúes haciendo esa actividad concreta. ¡Tienes muchas para elegir!
Si comienza a presentar más ansiedad por la comida de la que tenía (vamos a darle un margen de 5-6 oportunidades, no lo descartes tras el primer intento), prueba otro tipo de estimulación y vuelve a darle de comer como habitualmente.
Ni muy complicado ni muy sencillo. Recuerda que para que haya estimulación mental, deberá ser un reto para tu compi… ¡pero un reto alcanzable! Ponerle de primeras una dificultad demasiado alta, puede generarle estrés de más, ansiedad y sensación de fracaso. Si ves, sin embargo, que resuelve sin inconveniente y que la actividad empieza a ser aburrida, ¡te estás durmiendo en los laureles!
Lo que te propongo:
Usa diferentes recipientes
Los tienes grandes, medianos y pequeños, pero además, con forma ovalada, redonda o cuadrada…
Puedes usarlos planos (o usar directamente el suelo y esparcirlo) o a modo de cuenco… incluso puedes poner la comida dentro de un cubo (¿cómo de profundo debe ser como máximo para que tu perra se mantenga confiada?)
Tienes posibilidad de recipientes lisos o con salientes (los que habitualmente se usan para los perros con ansiedad con la comida).
Lugares lisos, rugosos… Aprovecha si le das alimentación BARF o similar, para que con las superficies rugosas deba hacer un esfuerzo extra, con esa comida que se mantiene en los pliegues y que es más difícil de coger…
¿Eres una persona creativa? Entonces encontrarás el lugar perfecto que pueda hacer las veces de recipiente, y que sea algo innovador para el momento de la comida de tu peludo.
Escoge diferentes lugares
Cambia la habitación donde suele comer habitualmente.
¿Interior o exterior? Tanto si tienes posibilidad de jardín o terraza, como si has hecho una escapada puntual, puedes enriquecer sus experiencias sacando la comida al exterior o introduciéndola en un sitio más resguardado, donde no haya comido previamente.
¿Playa o montaña, césped o tierra, delante de una pared o con vistas al infinito…?
Aprovecha también para darle parte de su ración haciendo algún ejercicio. Puedes dárselo en la mano, lanzarlo para que lo coja al vuelo, esparcirlo por el suelo…
¡Mételo dentro de objetos, como sus juguetes, una piña, los recovecos de su camita…!
Prueba diferentes temperaturas
Como lo oyes… y no me refiero a que le dejes cocerse de calor o se quede congelado como un polo. Sin embargo, cierto cambio de temperatura activará sus sentidos y su sistema nervioso. Recuerda siempre que hablamos de una par de grados o tres de diferencia, ¡como mucho! Y que mucho más agradecerá que lo hagas con fresquito en verano y calorcito en invierno, que viceversa. ¡Vamos a usar un poco el sentido común!
Y no sólo la temperatura ambiente, sino que también puedes calendar o enfriar la temperatura de la propia comida. Cuidado con los huesos que nunca deberán ser cocinados o calentados. Tienes un sinfin de posibilidades, dando trocitos congelados de comida en verano a tu perrete y pasada por la sartén o el microondas en invierno. ¡Comprueba siempre con tu mano que no esté demasiado caliente!
Ofrece diferentes texturas
Si come pienso, puedes usar bolas de tamaño más grandes, más pequeñas… Si tiene dificultades para cambiar de pienso, por intolerancias, por ejemplo, puedes machacar algunas bolitas y hacerlas más pequeñas, incluso polvillo (cuidado con polvo porque pueden tener complicaciones respiratorias por su aspiración).
Si come alimentación natural, lo tienes más sencillo: tripa verde, carne picada, huesos enteros o triturados, hígado… cada uno de estos alimentos tiene una textura enriquecedoramente distintas. Es decir, huye de dar continuamente menús preparados que no dejan de ser una especie de puré.
Y hablando de puré, puedes echar agua (más fría, más caliente) a la comida para que quede más pastosa. Con el pienso además, es conveniente para evitar problemas renales, puesto que es un alimento deshidratado y el riñón puede sufrir si el animal no ingiere suficiente agua (mucho más de la que necesitaría).
Deleita con diferentes sabores
Hay perros que no son buenos comedores, y aún así sería de agradecer que intentaras buscar alternativas a un tipo de alimento únicamente. Quizá de la misma marca del que compras, pero otro sabor, en el caso de los piensos, o poniendo un poquito de aceite (de oliva, girasol, sardina, de coco…) por encima. ¿Has probado levadura de cerveza? No es adecuado mezclar pienso con alimentación natural en una misma toma, pero algo líquido puede ayudar sin perturbar demasiado la digestión.
Si das alimentación BARF a tu compi, seguro que tienes cierta familiaridad con los complementos para perros. Varía y mézclalos con comidas diferentes.
Juega con diferentes dificultades
Pon la comida en lugares altos (con que estén a la altura de su nariz o de sus orejas, será suficiente, siempre que pueda acceder cómodamente).
Escóndelo por algún lugar de la casa (vigila bien el apartado «¿Qué necesitas saber antes de empezar?» de más arriba) y déjale que lo disfrute cuando llegue.
Unta paté o un puré adecuado en plástico (por ejemplo los envoltorios de tu propia comida o de las comida canina natura) y déjaselo en el suelo, atado a algo o entre tus manos, para que pueda lamer con mayor o menor dificultad hasta que termine. Cuidado con los perros que se lo comen todo, y no diferencias el contenido del continente…
Ata una cuerda entre dos árboles y pincha entre medias (o entrelaza) trocitos de comida (manzana, plátano, hígado, queso bajo en sal y grasa, bolitas de pienso…), calculandolo tersa que puede estar la cuerda para que resulte motivante y no frustrante para tu perra.
¿Has probado ya alguno de estos juegos? ¿Haces otros diferentes o combinas varios de ellos? ¡Estamos deseando conocerlos, así que deja un comentario!