Pasa tu mano de su frente hasta donde empieza su cola.
Ráscale su barbilla.
Rasca su frente.
Acaricia cualquiera de sus costados.
Hazle cosquillas en sus dedos (almohadillas), principalmente en las traseras les gusta mucho.
Rasca la zona de sus bigotes.
Acaricia su cuello.
Rasca por dentro la punta de cualquiera de sus orejas (donde se forma el triángulo).
La madre de todas las caricias: ¡su panza! Así es, pocos gatos se dejan que los pongas boca arriba y los acaricies. De los 19 gatos que tengo, solo uno se deja hacerlo, incluso él mismo se pone en posición para que lo haga.
Eso sí, si el gato no está de acuerdo en el lugar donde lo estás acariciando o no está de humor no se dejará hacerlo y no podrás hacer nada. Recuerda, el gato es el que manda.