Las gatas y sus miles de descendientes
Vamos a empezar por el principio, por aclarar por qué una gata podría llegar a tener cientos de miles de descendientes si no la esterilizamos a tiempo.
Las razones que explican la amplia descendencia que puede tener tu gata son varias y muy variadas, pero podríamos resumirlo de la siguiente forma: las gatas pueden vivir mucho tiempo, alcanzan su edad fértil muy pronto, tienen varios ciclos fértiles al año, pueden dar a luz media docena de gatitos en cada alumbramiento y nunca pierden la capacidad de concebir. Además, las gatas que conciban reproducirán naturalmente su ciclo de fertilidad alumbrando a cientos de gatitos que, a su vez, concebirán más gatitos que, a su vez, concebirán más gatitos y así hasta el infinito.
¿Por qué ocurre esto? Haz cuentas: si una gata tiene 6 celos al año, en cada embarazo tiene 6 gatitos y vive 15 años… Al final de su larga y fértil vida habrá dado a luz a 540 nuevos felinos. ¿Te imaginas la foto familiar?
Vamos a explicar todo esto un poquito mejor
Los gatos no tienen 7 vidas, pero sí una vida muy larga si tienen la suerte de encontrar un ser humano responsable que desee disfrutar muchos años de un compañero felino sano y feliz.
Más o menos se calcula que la esperanza media de vida de los gatos oscila entre los 2 y los 20 años de edad. Dos o tres años son los que viven los pobres gatos que viven solos en la calle. Un gato doméstico bien cuidado, querido y alimentado puede superar fácilmente la barrera de los 15-18 años o, incluso, llegar a cumplir dos décadas completas de vida felina feliz.
Por otra parte y además de vivir mucho tiempo, la vida fértil de las gatas comienza muy pronto. De hecho una gatita adolescente puede empezar a gestar cachorros en torno a los 7 meses de edad y seguir haciéndolo durante muchos años más ya que ellas no tienen la menopausia tal y como la sufrimos las mujeres. Es decir: las gatas puede quedarse embarazadas a los 8 años, a los 12, a los 14… No es muy probable que una gata mayor de 7 u 8 años llegue a concebir, pero la posibilidad existe ya que los gatos son seres fértiles durante toda su vida (tanto los machos, como las hembras).
Las gatas tienen varios periodos de celo al año y no solo dos como sucede con las hembras caninas. El primer celo aparece cuando la gatita tiene entre 7 y 10 meses de edad y se puede repetir una vez al mes aunque esto depende de la raza felina, el estado de salud de la gata, la calidad de su alimentación, la presencia de otros gatos en casa, la temperatura ambiente del hogar, etc.
El último dato: una gata adulta sana puede dar a luz una camada de entre 4 y 6 cachorros. A veces tienen menos, a veces más, depende de la estación del año en la que nos encontremos, la raza felina, la edad y estado de salud de la gata madre, el estado físico del padre de las criaturas, etc.
¿Entiendes ahora por qué una sola gata puede ser la feliz matriarca de cientos de miles de descendientes? Está claro: hay que esterilizar.
Algunas curiosidades sobre la gestación de las gatas
Preparando este artículo sobre la descendencia de las gatas he encontrado algunos datos curiosos que me gustaría compartir contigo. Por ejemplo:
¿Sabías que las gatas no tienen regla?
Las gatas no ovulan hasta después de haber sido montadas por el macho, por eso no sueltan gotitas de sangre como sucede con otras hembras de mamífero como nosotras o las perritas.
¿Sabías que el embarazo felino dura unos dos meses?
El periodo medio de gestación de la camada de tu gata es de unos 60 días aproximadamente, dos mesecitos de nada y seis nuevas bocas felinas para alimentar. Ya ves.
¿Sabías que las gatas pueden estar en celo casi todo el año?
A diferencia de lo que ocurre con las perritas, las gatas pueden tener un celo cada mes o, incluso, cada dos o tres semanas. Este frenesí sexual solo cede un poco en los meses del año con menos luz invernal, dos o tres meses en los que la gata puede estar menos receptiva al encanto de los gatos vecinos.
¿Cómo puedes saber que tu gata está esperando cachorros?
Buena pregunta. A veces las gatas nos cuentan que están embarazadas marcando con orina ciertas partes del hogar,
mostrándose más ariscas o más cariñosas con nosotros, comiendo un poco más de lo habitual, cambiando su comportamiento o sus rutinas diarias, etc.