Como uno de los más pequeños que se pueden tener, el perro papillón es un perfecto animal de compañía, muy leal y repleto de vitalidad. Todo lo que tiene de pequeño, lo tiene de inquieto. Si se le da pie a ello, se puede pasar horas jugando sin descansar, y cuando lo hace es porque antes se ha cansado quien juega con él. La viveza de su comportamiento es algo inherente a la raza, y además se siente muy cómodo haciéndose notar, así que el entretenimiento está asegurado.
El nombre de perro papillón, el cual es francés, quiere decir 'mariposa'. No basta más que mirarle de frente para darse cuenta que son sus orejas las que inspiraron la analogía: grandes, oblícuas, tiesas, redondeadas y con flecos que le dan aún más volumen. Aunque Papillón es como más se conoce a esta raza, también hay quien se refiere a ella como Spaniel continental enano.
Orígenes artísticos
El perro papillón era una raza bastante popular entre la clase alta de la Francia del siglo XV y XVI, pero ya figuraba en los lienzos de épocas anteriores como un miembro más de las familias distinguidas. En Bélgica también fue bastante común por aquellos años, lo que hace pensar (además de la raíz de su nombre) que esta raza se consiguiera entre tierras flamencas y francesas.
Son muchas las anécdotas (ciertas o no) que circulan en torno a la compañía que los Papillón brindaban a las familias reales que reinaban en Francia. Lo que si es verdad es que, por una cuestión de moda y de imitación, las demás realezas y gran parte de la nobleza europea también quería tener su propio ejemplar. Fruto de ello son los numerosos encargos que pintores reconocidos recibían de estas familias y que incluían al Papillón. Goya, Van Dyck, Rubens, Murillo y Velázquez son tan sólo algunos de ellos.
Al estar tan vinculado a las clases privilegiadas, en los años que se prendió la mecha de la Revolución Francesa por toda Europa su popularidad bajó considerablemente. Actualmente son muchas las sociedades de criadores que promueven y mantienen a la raza en todo el mundo, aunque ya fuera del prestigio de la burbuja de la realeza.
Físico heredado del Bretón español
La apariencia del Papillón guarda gran parecido con la del Bretón español, pero la diferencia de altura les hace inevitablemente incofundibles: los poco más de 25 centímetros del Papillón poco pueden hacer con los 50 del Bretón. Siendo tan pequeño podría ser que llamara más la atención el largo, pero esta raza mantiene muy bien las proporciones. A este perfil armonioso contribuye también que el Papillón acostumbre a llevar la cabeza erguida, con buen porte.
Según como sean las orejas, se diferencia entre el Papillón y el Phalène. Este segundo, en vez de tenerlas oblícuas, las tiene caídas y más grandes. En realidad, es el precursor del Papillón que conocemos actualmente y que se ha desarrollado con las orejas más tiesas. En cualquier caso, y en ambas variedades, de las orejas cuelgan flecos ondulados, al igual que de la cola. Los de la cola son especialmente más llamativos porque nacen enroscados hacia arriba para luego caer, como si fuera un plumero.
El pelaje del resto del cuerpo es liso y moderadamente largo, por lo que necesita que sea cepillado para que no se formen nudos ni enredos. El color predominante de la capa es el blanco, pero siempre va acompañado de manchas de color marrón, hígado o negro. Precisamente las orejas suelen ser del color del que sean las manchas.
Inteligente, cariñoso y muy activo
Estos perros tienen la ventaja de detectar e interpretar muy bien las situaciones. Se dan cuenta rápidamente del estado de ánimo de las personas que le cuidan. Además, ponen mucho de su parte por mostrar su afecto y demostrar que son un excelente compañero. Como su carácter es bastante extrovertido y coge confianza rápidamente con quien le muestra algo de afecto, se está convirtiendo también en un perro de terapia.
Aprovechando que absorben con cierta facilidad lo que se espera de ellos, no está de más que reciban un adiestramiento básico que ayude a canalizar sus energías (son bastante saltarines, les gusta investigar cuando salen de paseo, se excita con las visitas o con la presencia de otros perros). De hecho, están muy por encima del resto de razas toy en este aspecto, y en muchas pruebas de obediencia compiten con perros más grandes.
Al ser un perro muy activo, si se le enseñan tareas rutinarias y unas pautas de obediencia, tanta actividad no sobrepasará los límites de la convivencia. Adiestramiento junto con ejercicio son la clave para que en casa la estancia sea más relajada, pero como el resto de razas pequeñas, el Papillón no necesita exigentes dosis de ejercicio para mantener una buena salud física y mental. Con un buen paseo diario será suficiente.
Fuentes: Mundoanimal,Perrilandia,Mundoperro.