Y al olvidarlo, comienzan a hacer cosas extrañas con ellos que en su mayoría influyen en su bienestar, en su estado emocional y por supuesto en la relación que establecen con su familia humana.
Aquí van algunas de las muchas cosas a evitar con tu perro pequeño. Él te lo agradecerá
Tratarles como si fueran un objeto inanimado, moviéndoles de aquí para allá sin prestar atención a su comodidad o incluso sus necesidades.
No dejarles acercarse a otros perros medianos o grandes por el temor de que les vayan a atacar o les vayan a hacer daño, eliminando una parte importantísima de la socialización con sus congéneres.
Tirar de ellos y arrastrarlos cuando se paran en lugares que no nos parecen apropiados, sin tener la delicadeza de tomar un tiempo para enseñarles a seguirnos sin necesidad de llevarlos a rastras.
Hacer paseos extremadamente cortos con la idea equivocada de que un perro pequeño no necesita a penas ejercicio. En el paseo, además, se socializan con entornos, investigan, ejercitan su olfato…
Vestirles, peinarles y utilizarles de manera innecesaria, como si fueran un muñeco. Muchos perros necesitan cuidados de peluquería por sus características, y necesitarán abrigos para el frío dependiendo no sólo de la raza, sino también del individuo. Sin embargo, en muchas ocasiones no tiene una justificación más allá de la estética.
No atender a sus señales, sobretodo los ladridos. Acostumbrados a que ladren con frecuencia, pasamos por alto que esta y otras señales no dejan de ser una forma de comunicación que hay que atender y entender para conseguir una buena relación y evitar problemas de conducta.
Creer que porque sus medidas son pequeñas, se le pueden permitir comportamientos que no se le permiten a los perros medianos y grandes, pasando por alto que pueden desencadenar en rutinas poco sanas para los peludos y para quienes conviven con ellos.
Permitir que los niños se acerquen sin supervisión. Grandes o pequeños, los perros no deberían permanecer con niños pequeños que no respeten su descanso o cuya interacción no sea respetuosa. Siempre debe haber un adulto responsable que pueda explicar y enseñar a ambos cuál debe ser la interacción correcta.
Con suerte tenemos en nuestras clases grupales cada vez más alumnos peludos de tamaño pequeño, con familias preocupadas con su bienestar, que se toman en serio la educación para llegar a disfrutar de una buena convivencia.
Sin embargo, la realidad es que continúan llegándonos casos de conductas problemáticas en perros pequeños y miniatura que debemos tratar de manera individualizada en los domicilios, y la gran mayoría de ellas son el resultado de un tratamiento inadecuado e irrespetuoso, debido a su tamaño. Y nada tiene que ver con el cariño y los mimos que den al perrete, sino en la forma de mostrarle el mundo y sus posibilidades de actuación con él.
Y tú, ¿te has visto alguna vez tratando a tu perro pequeño de forma diferente a cómo tratas a un perro más grande?