Artículo de Ángela Murillo, tomado de Hoy.es
Voluntarios de "El Hocico", curan a Rocky, antes de trasladarlo a una clínica
veterinaria de Salamanca. David Palma.
30 mujeres y 5 hombres de varias protectoras de animales batieron ayer durante diez horas zonas de la Sierra de Gata arrasadas por el fuego. Acudieron desde distintos puntos de Extremadura, además de Madrid, Burgos y Salamanca.
Voluntarios de Apam Moraleja, Adopta Plasencia, El Hocico de Salamanca y Refugio la Candela se organizaron por iniciativa propia para buscar y curar animales malheridos en el monte. "Llevamos seis coches llenos de comida y ropa para los vecinos, pero vimos que todo estaba organizado, así que nos centramos en los animales", explica Iván Sánchez, de Adopta Plasencia. En su recorrido por un paisaje ennegrecido y silencioso no halló rastro de vida. "Vi un conejo, una serpiente y una oveja muertos. Estaban calcinados". Pero también hubo buenas noticias. "Encontramos un rebaño y nos pusimos en contacto con el dueño. Había alguna oveja con las pezuñas en carne viva y otras con heridas causadas por el fuego". También rescataron a una burra con quemaduras que "orinaba sangre". Se encuentra muy grave.
Las llamas tampoco acabaron con Rocky, un mastín que logró sobrevivir al incendio. El perro llevaba dos días malherido, caminando solo con graves quemaduras en la cara y el lomo. Fue trasladado por El Hocico a una clínica de Salamanca.
Además de muchas mascotas asustadas y muy desorientadas, encontraron "animales con las patas quemadas e intoxicados", añade Rocío Dos Santos, de la Asociación Protectora de Animales de Moraleja.
Paisaje desolador
"Mientras peinábamos la zona los pies se nos hundían hasta la rodilla en lo que parecía ser suelo firme y en realidad era ceniza, un polvo gris que aspirábamos y asfixiaba. Al apoyarnos en los pinos que todavía se mantenían erguidos su corteza se desprendía entre nuestras manos, los olivos y frutales estaban totalmente arrasados. Pero lo peor era el silencio, no se oía nada, parecía como si la vida hubiera huido", explica Iván, que agradece el comportamiento de las autoridades locales, especialmente el alcalde de Moraleja.
Llegada la noche y tras diez horas de batida los voluntarios tuvieron que retirarse. "La ceniza se nos metía en la garganta y no nos dejaba respirar, además aún había riesgo de que la llamas se reavivaran. Había algunos focos de fuego debajo de la tierra que íbamos apagando con tierra y con las botas".
Con la ropa ennegrecida, tristes por la desolación vista y cansados llegaron a sus casas. Hoy y mañana vuelven al monte en busca de animales.
Las personas que quieran colaborar pueden contactar con las protectoras a través del grupo de Facebook Emergencia Animal en la Sierra de Gata.