(Imagen: Quinet / Flickr)
Bajo la apariencia serena y tranquila que presentan los peces, encontramos seres vivos que, al igual que otros animales, sufren trastornos. Por norma general, estos acuáticos amigos toleran las condiciones ambientales artificiales en las que viven, que por el contrario, son diferentes al hábitat natural en el que deberían estar.
Cada pez necesita un espacio propio para desarrollarse. Si este requisito no se cumple y, además, se mezclan diferentes especies, no todos los ejemplares disfrutarán de circunstancias idóneas para mantener perfecta su salud. Cambios bruscos en la temperatura del agua y otras situaciones adversas provocan estrés en el pez y reducen su esperanza de vida. Estas incidencias obligan a todos los órganos de su cuerpo a trabajar más para poder garantizar su supervivencia.
¿Qué provoca el estrés?
Son muchos los factores que desencadenan el estrés en los peces. Añadir agua no tratada a la pecera puede resultar un serio problema para el animal. La causa: el cloro o cloramina, elemento tóxico para los peces. Una temperatura inadecuada, ya sea fría o demasiado caliente, también puede hacer enfermar a nuestros amigos.
Lo mismo ocurre con los derivados del nitrógeno: amonio, nitrito y nitrato, que al poseer distintos grados de toxicidad, se convierten en una elevada fuente de estrés. Es imprescindible que midas regularmente los niveles del acuario. Casi todas las enfermedades aparecen porque las condiciones del agua no son las adecuadas, pero sí puede ser uno de los principales factores del estrés en los peces.
Es muy común que los propietarios quieran tener una variada y colorida pecera y mezclen unas especies con otras. A veces, ésto constituye un grave error. Combinar peces pacíficos con peces agresivos provocará que los primeros sufran un alto nivel de estrés por sentirse acosados por los segundos a lo largo de todo el día. Además, hay especies que se comunican a través del cuerpo y es muy posible que otra especie diferente no reconozca estas señales corporales, generando peleas continuas.
Cómo diagnosticar esta dolencia
Sólo te harán falta unas semanas de convivencia con tus amigos acuáticos para comprobar que cada ejemplar se comporta de una manera diferente: unos permanecerán inmóviles frente a otros que no pararán de nadar. Unos descansarán en el fondo y otros cerca de la superficie.
La mayoría de las enfermedades o patologías de los acuarios las puedes detectar mediante la observación. Es fácil comprobar que algo le está sucediendo a tu pez, ya que su forma de actuar será diferente a la manera que tiene de comportarse normalmente.
Un poco de estrés no es demasiado peligroso pero, si por diferentes motivos la patología va creciendo, la capacidad para resistirlo irá disminuyendo considerablemente. Te describimos los síntomas que te mostrarán que tu mascota se encuentra enferma de estrés:
* Tu pez rechazará la comida habitual. Por el contrario, si sigue alimentándose, no lo hará de la misma manera que cuando tenía buena salud.
* Encontrarás a tu pez cerca de la superficie con la boca abierta para respirar, ya que la concentración de oxígeno es mayor en la superficie, y un agua con poco oxígeno estresa mucho a los peces.
* Presentará una natación irregular e intentará aislarse o esconderse por los rincones del acuario para evitar ser visto.
* Aletas mordidas o heridas por su cuerpo. Probablemente la causa sea que esté sufriendo agresiones de otros peces.
* El pez presenta enfermedades: hongos, parásitos, etc. Si tu pez enferma es un signo de que padece estrés.
* Falta de reacción si pretendes atraparlo con una red.
Aunque parezca a simple vista que tu mascota se encuentra sana, recuerda que un pez estresado es un pez dispuesto a contraer todo tipo de enfermedades. Son muchos los factores que pueden producir este malestar: intenta evitarlos.