En la actualidad, cada vez se crean más analgésicos y fármacos específicos para mascotas, que pueden tratar desde dolores puntuales a cuidados paliativos.
Un poco de historia
Para encontrar la primera referencia al dolor nos tenemos que remontar a Leonardo Da Vinci, que dejo escrito que algún día maltratar a un animal sería delito. A pesar de esos documentos, durante siglos se practicaron experimentos y otras crueldades amparándose en la teoría de que los animales no padecían dolor, sólo tenían reflejos musculares incontrolados y respuestas nerviosas.
No será hasta finales el siglo XX cuando el hombre toma conciencia del sufrimiento animal y deja de considerarlos seres evolutivamente inferiores. Actualmente, la mayoría de los veterinarios se rigen por ?El principio de analogía?, es decir, si es doloroso para el ser humano también lo es para ellos. Ahora los laboratorios siguen investigando nuevos fármacos y los profesionales cada vez dan más importancia a este campo de la medicina veterinaria.
Signos de dolor
Puesto que nuestras mascotas no pueden comunicarse con nosotros verbalmente es muy importante que estemos atentos a su lenguaje corporal. Algunos signos de malestar son: intento de agresión al tocarle una determinada zona, dorso arqueado con la cola para abajo, mirada vidriosa y alteraciones en el sueño.
Por supuesto, cualquier dueño conoce a su mascota lo suficiente para detectar comportamientos anormales. Muchos perros ante situaciones de sufrimiento emiten aullidos y gemidos cuando estamos cerca para ponernos en alerta. Un caso difícil de detectar, son las molestias en roedores. En este caso la disminución del apetito o la falta de movilidad nos deberían poner sobre aviso.
Las reacciones de los animales ante el dolor
La reacción más básica ante el dolor, sobre todo si éste es agudo, es la violencia. Un animal al sentir molestias se siente amenazo por todo, lo que hace que pueda tener una actitud desafiante hacia sus dueños o hacia otros canes. Esto se debe a que muchas veces los perros relacionan su molestia con una persona o con otro animal ante el que se muestran especialmente agresivos.
Un dolor agudo y prolongado, en muchos casos debido al maltrato físico, puede producir fobias en nuestro animal. Por ejemplo, un perro que ha sido pegado por su dueño en un parque puede desarrollar fobia a las zonas verdes. Ante estas situaciones, lo único que podemos hacer es intentar comprender a nuestra mascota y su temor.
?Cómo tratar el dolor en los animales?
La ciencia está continuamente avanzando y desde hace 15 años el conocimiento de los procesos neuronales en perros ha permitido fijar a los veterinarios protocolos de terapias analgésicas. Lo más importante es que el animal no sufra y, al igual que pasa con nosotros, los calmantes deben tener una función preventiva.
A la hora de comenzar con la terapia sedante, hay que tener en cuenta la especie. La medicina veterinaria ha avanzado mucho a la hora de tratar el sufrimiento en perros y gatos, pero los tratamientos en animales exóticos como camaleones, iguanas o serpientes son anecdóticos.
Las investigaciones para crear nuevos fármacos que palien el dolor en animales son muy recientes y en este campo aún funciona desgraciadamente la tradición popular, detectando el problema cuando el dolencia está muy avanzada.
Fuentes de información: revista ‘Perros y compañía’ nº 156, revista 'El Mundo del Perro' nº319 y Foyel.com