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Álvaro Guerrero, miembro fundador de AMUS. / EUROPA PRESSEstos datos son el resultado de una investigación del CISA/INIA (Centro de investigación en sanidad animal) de la comunidad de Madrid con el apoyo financiero de la Fundación Mapfre, que destaca el papel "más que decisivo" de los centros de recuperación en aras de la conservación de la biodiversidad.
Sin embargo, y tal y como afirma uno de los miembros fundadores de este centro de recuperación situado en Villafranca de los Barros (Badajoz), Álvaro Guerrero, las asociaciones y centros de recuperación animal "están desapareciendo por todos sitios".
Guerrero ha asegurado que en España tan solo quedan tres centros de recuperación animal "con cobertura privada", y dado que hay especies protegidas con "cobertura legal" tiene que haber "alguien especializado en darle una asistencia", además de la "deuda" contraída "con ellas moralmente".
AMUS es una ONG fundada en 1995 que trabaja en la conservación de la naturaleza, utilizando como plataforma un hospital de fauna salvaje en el que se tratan animales salvajes heridos de toda la provincia de Badajoz y cuentan aproximadamente con 1.000 ingresos al año.
Además de la recuperación de los ejemplares que llegan al centro, en AMUS también desarrollan "programas de reproducción en cautividad con especies amenazadas como puede ser el águila perdicera o el buitre negro, intentando que todos estos pollos que nazcan en el hospital trasladarlos a proyectos de reintroducción en Europa", ha destacado Guerrero en declaraciones a Europa Press.
"Sector malintencionado"
Por su parte, otro de los miembros de AMUS, Antonio Pinilla, ha señalado que existe un "sector malintencionado" que "quiere sacar un beneficio" de algunas especies de animales "en el mercado negro".
Con respecto al citado estudio, los resultados determinan las causas de ingreso más comunes y en qué zonas, con la idea de detectar puntos negros "por electrocuciones, atropellos, por envenenamiento, por expolio". Asimismo, en el caso del búho real, mochuelo o lechuza, se han "detectado puntos negros en diferentes carreteras", ha subrayado Pinilla.
"Ingresan animales expoliados que han sido criados en cautividad o por tenencia ilegal, bien por conocimiento o por desconocimiento o mal intencionados o bien intencionados, pero si año tras año hay mucha gente que se queda con esos animales y los cría en casa, esos animales una vez después que ingresan en el centro son inviables, no se pueden devolver a la naturaleza", ha destacado.
De esta manera, con la detección de causas y zonas de incidencia, desde el centro se pueden "hacer campañas de concienciación, charlas o incluso vigilancia por parte de las autoridades" de los puntos más críticos de incidencias relativas a animales.
Pinilla, ha destacado que "es importante que haya recursos" para que desde AMUS y organizaciones similares puedan "actuar en consecuencia", ya que además de un "sector malintencionado", hay personas que cuando encuentran a un animal herido no saben "qué hacer".
El centro cuenta con cinco trabajadores y aproximadamente una docena de voluntarios, entre los que también se encuentran personas con prácticas tutorizadas.