El Síndrome de disfunción cognitiva en perros y gatos es una afección común animales mayores. A medida que los gatos envejecen, su cerebro puede experimentar cambios que pueden afectar su comportamiento, memoria, capacidad de aprendizaje y otros procesos cognitivos.
Síndrome de disfunción cognitiva
Podríamos asemejar el síndrome de disfunción cognitiva (SDC), por sus síntomas y como aparece, al Alzheimer de los humanos. Suele aparecer a partir de los 11 años en gatos y de los 10 en perros, pero puede variar dependiendo de cada animal.
Puede ser un proceso gradual y puede ser difícil de detectar al principio. Los signos pueden ser muy sutiles, pero con el tiempo se vuelven más notorios. Algunos de más comunes son:
Desorientación: Perros y gatos pueden perder el sentido de la dirección o pueden parecer confundidos en lugares familiares. Pueden quedarse mirando un punto fijo durante un buen rato sin hacer nada.
Cambios en los patrones de sueño: Pueden dormir más durante el día y estar más inquietos por la noche. Es habitual que paseen por casa a altas horas de la madrugada.
Cambios en la actividad: Se vuelven más apáticos o menos interesados en jugar y explorar.
Cambios en el apetito: Pueden perder el apetito o comer menos.
Cambios en la interacción social: Se muestran más retraídos o menos interesados en interactuar con las personas y otros animales.
Pérdida de la memoria a corto plazo: Olvidan cosas que acaban de suceder pudiendo repetir comportamientos.
Comportamiento alterado: Orinan o defecan fuera de su caja de arena, vocalizaciones excesivas, estereotipias (vueltas en círculo, lamido excesivo, etc)… Aun no se conoce con exactitud la causa exacta de la disfunción cognitiva, pero se cree que se debe a una combinación de factores, como la edad, la genética, el estilo de vida y otros aspectos ambientales.
A medida que los perros y gatos envejecen, se producen cambios en su cerebro que pueden afectar principalmente a la capacidad de aprendizaje y la memoria: aumento de radicales libres que afectan a las neuronas, reducción del número de neurotransmisores, la acumulación de placas proteínas en el cerebro, la disminución en la cantidad de ciertas sustancias químicas cerebrales que son importantes para la función cognitiva.
Además de estos cambios naturales en el cerebro de un animal, otros factores que pueden contribuir a la disfunción cognitiva incluyen:
Enfermedades subyacentes: Los perros y gatos con enfermedades crónicas, como la enfermedad renal, la diabetes y el hipertiroidismo, pueden ser más propensos a desarrollar disfunción cognitiva.
Dolor crónico: Los animales que sufren de dolor crónico pueden tener dificultades para dormir y descansar, lo que puede afectar también su capacidad cognitiva.
Estilo de vida sedentario: Los perros y gatos que llevan una vida sedentaria y no reciben suficiente estimulación mental y física pueden tener un riesgo mayor de sufrir SDC
Estrés crónico: Animales con estrés crónico, ya sea debido a un ambiente poco estimulante o a problemas de comportamiento, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar disfunción cognitiva.
¿Cómo podemos tratar el Síndrome de Disfunción Cognitiva?
El SDC no tiene cura, pero si que se puede tratar para reducir los síntomas y que nuestro perro o gato tenga una mejor calidad de vida. Si notamos un cambio de comportamiento en ellos debemos acudir a nuestro veterinario para que pueda hacer un diagnóstico lo antes posible.
Además, sobre todo cuando van cumpliendo años, es esencial hacer al menos una revisión anual y en ocasiones nuestro veterinario puede recomendar realizar una cada 6 meses o incluso en periodos inferiores si existe alguna enfermedad diagnosticada o sintomatología que pudiera indicarlo.
El SDC comparte síntomas con muchas otras enfermedades, por lo que es probable que su diagnóstico sea por descarte. Una vez detectado, hay medicamentos que pueden ayudarnos a mejorar la calidad de vida de nuestro perro o gato.
Además, mantener un entorno estable sin cambios en mobiliario ni rutinas le ayuda a evitar la confusión. También es importante intentar que se mantenga activo física y mentalmente continuando con la rutina de paseo y juego y añadiendo por ejemplo juegos de olfato o de inteligencia.
No dejarlo solo por mucho tiempo y no llevarlo a lugares nuevos y desconocidos también ayuda a su bienestar. Además, deberemos revisar la higiene y si fuese necesario (sobre todo en el caso de los gatos) ayudarles si ellos dejan de acicalarse.
Acompáñalo cuando más te necesita
Cómo ves, convivir con un animal con el síndrome de disfunción cognitiva puede ser complicado. Hay que cuidar mucho el entorno y las rutinas y estar pendiente de él. Es en estos momentos cuando tu perro o gato más te va a necesitar.
Es posible que comience a maullar sin parar por la noche, que orine en cualquier lugar e incluso mientras duerme, que su carácter se vea alterado… Pero contigo a su lado todo eso será más llevadero.