La señal de llamada de nuestro perro debería ser el estímulo más relevante al que nuestro peludo presta atención, en cualquier lugar, en cualquier momento. Y digo “debería” porque, lamentablemente, “mi perro no hace ni caso cuando le llamo” es una frase escuchada una, y otra, y otra vez en cada clase, en cada visita a domicilios, tras la gran mayoría de problemas con los que nos enfrentamos los que convivimos en perros.
Trabajamos desde los primeros días de tener al perro en casa lo que creemos que es una llamada obligatoria para el perro, y al poco tiempo nos damos cuenta de que para el can, de obligatorio tiene muy poco… ¿por qué ocurre esto? ¿qué es lo que estamos haciendo mal para que nuestro perro no atienda a la primera a una llamada?
Aquí van 5 errores comunes que, conocerlos, evitará muchos quebraderos de cabeza:
1. Llamar una y otra vez hasta que el perro acuda
¿Qué significa tu llamada?
Tendríamos que enseñar una llamada que para el perro tenga un sentido inequívoco y urgente similar a “ven a mi lado sin demora y lo más rápido que puedas“.
Con frecuencia veo en el parque llamadas que podrían traducirse como “cuando termines de hacer lo que estás haciendo, si no encuentras nada más interesante y además te pilla de paso, acércate a una distancia que te pueda ver“. Y además, se lo vamos recordando cada 2 ó 3 segundos por si acaso en sus distracciones no recuerda que, hace rato, hay un rumor por allí lejos gritando su nombre.
La llamada ha de ser una señal clara que el perro identifique, y no una señal repetida varias veces con distintos tonos de voz y un significado ambiguo del comportamiento que debe dar.
2. Una llamada para todo
Ser conscientes de que el perro responde a una señal, como por ejemplo “toma” y pretender usarla para todo porque funciona es una mala idea a la hora de enseñarle a nuestro perro a acudir a la llamada. Mira, ven o toma, son señales habituales para que nuestro perro anticipe que va a recibir algo que le gusta.
Sin embargo, usarla en momentos en los que el perro va a ser atado para ir a casa, le vamos a poner un bozal que no le gusta, va a recibir un pinchazo en el veterinario… lo único que hace es debilitar la fuerza que estaba construida.
Si quieres tener una señal fuerte con tu llamada, asegúrate que sea única y clara, y que la utilizas realmente para que tu perro venga (no para que se posicione de una manera determinada, para manipularle, para “atraparle” o para dejarle encerrado en otra habitación…).
3. No reforzarle al llegar a nuestro lado
Sobretodo si comenzamos a enseñarle la llamada, el perro debe tener muy claro que lo que va a encontrar al volver como un rayo a nuestro lado va a ser algo que le merezca la pena tener, como juego o comida.
Por mucho tiempo que hayamos estado llamando a nuestro perro (ojo, consulta el error número 1 y 4), si cuando por fin regresa le regañamos o nos enfadamos con él, no tendrá muchas ganas la próxima vez de volver corriendo al escuchar la señal, pues en el mejor de los casos, no sabrá qué esperar, si un poco de amor o un gesto de enfado por nuestra parte.
Esto también se traduce en atarle con la correa cada vez que le llamas, y llevártelo a casa finalizando el juego o el tiempo de esparcimiento. Llámale, juega con él y ¡refuérzale dejándole libre de nuevo! Pero no crees el patrón llamada – correa – fin de la diversión.
4. Llamarle sin que esté preparado para que lo hagas
Pedir a tu perro que vuelva a ti cuando no les has enseñado la forma de hacerlo, es sin duda un error común. Cuando aún no le has preparado para ignorar estímulos que le seducen para volar hacia donde estás tú, pedírselo es algo más que jugar a la ruleta rusa… ¡es un fracaso seguro!
La llamada es una de esos comportamientos que están en la parte de arriba de la pirámide de nuestras necesidades para poder controlar y garantizar el bienestar de nuestros perros, y debilitarla alegremente sólamente porque nos aventuramos a pedirla cuando no la hemos fortalecido tanto como para que el perro no falle, es un error común, y además, garrafal.
5. Pensar que ya está todo hecho
¡Maravilloso! Tu perro responde a la perfección. ¿Durante cuánto tiempo podrás mantener ese nivel de exigencia sin que se tambalee frente a estímulos altamente apetecibles?
No pierdas de vista que el aprendizaje es un proceso continuo, y así como has conseguido que tu perro regrese cuando se lo pidas, no dejes que comience a aprender que hay cosas más reforzantes a las que debería prestar atención antes que a tu llamada.
Refuerza a tu perro cuando venga… ¡tienes muchísimas maneras de hacerlo! Juega con él, cambia de dirección, muéstrale lugares interesantes, dale mimos y caricias, ofrécele un bocado apetitoso… pero no des por hecho que los comportamientos duran para siempre.
Tener un perro que responde a la llamada a la primera y sin pensárselo, ¡es un arte!
¿Qué otros errores crees que se pueden evitar para tener una llamada fiable?