Cuídala, ¡mímala! La señal que uses para llamar a tu perro debería significar un pequeño tesoro que no debes mal utilizar ni tratar de cualquier forma. Como ya hemos estado viendo, la llamada juega un papel fundamental en nuestro día a día con el perro.
Única y diferenciada
Asegúrate de que tu señal esté tan diferenciada como puedas. Escoge un sonido y un tono únicos para pedirle a tu perro que venga a tu lado.
Evita utilizarla para cualquier otra cosa que no sea exactamente el comportamiento que quieres que ocurra cuando la utilices.
De entre todos los sonidos con los que tu perro se puede encontrar en un espacio reducido y calmado, pero también pensando en un lugar abarrotado de personas y con diferentes ruidos, tu señal deberá ser un estímulo auditivo fácil de distinguir e inequívoco.
Una señal clara para un comportamiento concreto
Tal como enseñamos a nuestros alumnos y clientes, debes tener en cuenta y si por ejemplo tú dices la palabra ven para que tu perro venga, no será lo mismo que uses vente, venga, ven aquí, vamos…
Todas estas palabras pueden tener matices diferentes y por lo tanto hacer que la respuesta de tu perro también sea diferente para cada una de ellas.
Ten claro cuál es el comportamiento que quieres que tu perro haga, Y refuerza únicamente ese comportamiento y no otros. Si esperas que tu perro lo dejé todo y venga corriendo exactamente al sitio donde te encuentras, olvídate de reforzar cuando tu perro se queda a 2 metros de ti o cuando antes de venir prefiere darse un paseo por algún árbol.
Tu señal debería ser tan clara como claro debe estar el comportamiento que quieres que el perro realice.
Condicionando nuestra señal
No olvides que para que tu perro venga cuando le llames, tiene que tener una motivación muy alta, y a menudo competir con situaciones o estímulos con un valor muy grande que además sobrepasan con creces tu capacidad de motivarle. Entonces, ¿cómo lo hacemos?
Ofrecer a tu perro una barra de pavo cada vez que le llamas para intentar superar el valor de los estímulos que le ofrece, por ejemplo, el parque, es algo poco factible. Además, todos aspiramos a llamar a nuestro perro y que venga corriendo sin necesidad de tener que “compararle” con comida.
Si bien continuamente trabajamos reforzando al perro por las cosas que queremos que repita una y otra vez, los refuerzos que utilizamos son innumerables, como ya hemos hablado en otras ocasiones. Sin embargo hay un refuerzo que debería ser el más potente, y se llama vínculo.
Como con cualquier refuerzo, debemos trabajarlo y añadirle el máximo valor posible, y apoyarnos en él para que nuestro perro responda a las señales que le pedimos. Con la llamada no hay una excepción.
Sin embargo la llamada significa en muchas ocasiones que el juego se termina, que volvemos a casa, que, quizá, ahora esperan largas horas solo aguardando nuestra llegada… Y eso, lógicamente, lucha poderosamente con esos “cinco minutitos más” que puede alargar en el parque (o dos horas, según se mire…).
Por eso ten cuidado con las cosas que ocurren cada vez que llamas a tu perro. ¿Por qué debería ir? ¿Por qué ha de merecerle la pena? Y no te confundas, podéis tener un vínculo fabuloso y que aún así tu perro quiera alargar la llegada todo lo posible. ¿Te has preguntado alguna vez por qué?