¿Qué son?
Son callos, como los nuestros: zonas de la piel que han perdido el pelo y están duras y ásperas.
Estos callos se producen sobretodo en zonas de roce o apoyo, sobretodo en codos y rodillas, que son las zonas que el perro apoya en el suelo cuando se sienta o tumba y soportan gran parte del peso del animal.
No tiene por qué ser dolorosas, a menos que se abran y produzcan herida. Pero sí pueden ser molestas, ya que esa zona ha perdido elasticidad y suavidad.
¿Qué hacer?
Aunque no se puede hacer que estos callos desaparezcan, podemos aliviar en gran medida sus molestias y evitar que se abran y sangren.
Lo mejor para suavizar la zona es aplicar de forma frecuente o cuando lo veamos más reseco, crema hidratante (como la que usamos para nuestras manos), con cuidado de que nuestro perro no lo chupe.
Si el callo ya se ha abierto y tiene una herida, lo mejor es desinfectarla (con clorhexidina o bien con betadine diluido mitad y mitad con agua). En estos casos no debemos aplicar ningún tipo de crema y es mejor consultar con un veterinario.
¿Cómo evitarlo?
Evitar la aparición de los callos no es 100% posible, pero sí se pueden prevenir en gran medida con unas simples pautas:
Proporciona un lugar blando o acolchado a tu perro para que descanse, así evitamos que esté constantemente rozando con el suelo.
En verano e invierno, es importante llevar una tela o manta encima, para cuando el perro tenga que esperar en la calle largo rato (por ejemplo, si estamos sentados en una terraza). Así evitamos el contacto directo con el suelo muy caliente o demasiado frío.
Revisa que el collar o arnés de tu perro no le produzcan rozaduras.
Mantener a nuestro perro con un peso óptimo lo que, además, evitará otros problemas de salud más graves.
Y eso es todo, así de fácil. Si necesitas más ayuda no temas preguntarme.