Después de 4 días intensos, hemos pasado del frenético ritmo del nivel I a la reflexión del nivel II. La concentración, el detalle, la planificación, las respuestas ambiguas de la gallina y la precisión en el reforzamiento… Ya no hay espacio para la novedad en el Chicken, pero sí lo hay para conocerse a sí mismo como entrenador, cada vez un poquito más, para caer y volver a levantar, para no perder la esperanza, para saber esperar y confiar en el programa elegido o para decidir cambiar tan rápido como lo son los movimientos de la gallina.
Compañerismo, puestas en común, preguntas que parecen no tener respuesta, respuestas tardías que no evitan la catástrofe pero que dan alas (¡o plumas!) para volver a enfrentarse a la mesa, la gallina, el clicker y unos ejercicios que para el resto del mundo se antojan imposibles. ¡Pero allí estamos los valientes! Absorbiendo como esponjas cualquier conocimiento del siempre grande Carlos Bueren (Animal Nature) que nos de una pista de cuál es el camino correcto (con frecuencia, el menos malo) para llegar a graduar a las gallinas, por pura competitividad los primeros, por puro ego a ambas gallinas, y por pura necesidad a alguna, aunque sea a 10 minutos del final.
¿Qué obtenemos en el entrenamiento? ¡¡Lo que reforzamos!! Claro como el agua cristalina…
Timing, timing, timing… qué, cuándo y cómo… comportamientos “trámite” o comportamientos objetivo…, consistencia y precisión… frecuencia y masa…, observación, datos, registros, planes de entrenamiento…, resuenan en mi cabeza. ¡No se puede tener más en menos tiempo! Y es tiempo ahora de poner a cada cosa en su lugar.
¿Conocimientos? ¡Muchos! Y aplicaciones… casi todas… Pero ahora comienza el tiempo de descuento para poder trabajar con todo ello, para que la gallina, como ya pasara en el anterior Chicken Camp, esté presente en prácticamente todos los entrenamiento con los perros y nos recuerde una y otra vez la simple, pero difícil, tarea de entrenar, educar y adiestrar a un perro. Tiempo de descuento para rumiar y digerir estos 4 días intensos, hasta poder volver a coger fuerzas para nuestra próxima parada: el Chicken Camp III… ¡Allí nos veremos!