Casi todos ellos me han enamorado de alguna u otra manera, y varios me han llegado tan dentro que he tenido que hacer esfuerzos considerables para no llevármelos a casa. Muchas lágrimas he soltado de alegría mezclada con pena al decir adiós a algunos de ellos cuando iban a una nueva casa, a una nueva vida, a un nuevo hogar.
Y es cierto que algunos pocos, me ha dado la sensación de que nunca saldrían de las frías jaulas de la protectora, cuando, de repente, el milagro aparecía como por arte de magia.
Sin embargo, van pasando los días, los meses, los años… y hay un perro muy especial que sigue sin ser visto. Quizá, nosotros mismos hemos contribuido a ello, previniendo a la gente de que no se acercaran a la jaula ni le miraran a los ojos.
Y es verdad, Portos no lleva bien estar encerrado y que un extraño le moleste o “le rete”.
Portos no es un perro que vaya a salir corriendo a darte un lametazo si no te conoce, ni que se vaya a poner a hacer cucamonas para llamar tu atención. Y en efecto… no la llama.
A lo largo del tiempo, Portos se ha convertido en un roba-corazones entre los voluntarios de la protectora, pues sabemos que con paciencia y dándole confianza, Portos muestra la maravillosa “perronalidad” que tiene.
¿Cuál es su historia?
Un perro que llegó porque había marcado a la familia, y después de que un adiestrador estuviera trabajando con él. Tenía miedo a la gente, mucho miedo a los espacios cerrados, pánico a los palos o cualquier cosa que estuviera por encima de su cabeza, o que se moviera hacia él, y su forma de enfrentarse a ese miedo ha sido siempre lanzar la boca y mostrar lo potente que es para alejar lo que le hacía sentirse así. Lo que pasó antes de llegar no lo sabemos, pero muchos podemos dejar que vuele la imaginación.
Se ha pasado unos 3 años sin juntarse con perros, pues en algún encontronazo ha hecho mucho daño. Todos los perros que eran inseguros o agresivos tenían fijación con él, y él no duda si tiene que usar la fuerza… aunque intente evitar los conflictos.
Le hemos socializado con otra perra muy potente, que tampoco había sido socializada en mucho tiempo, y con dedicación y paciencia los resultados han sido espectaculares. Es decir, que la capacidad la tiene, y la comunicación es fantástica.
Este pastor nacido en 2013 no se puede adaptar a cualquier familia, pues necesita de alguien que pueda atenderle y seguir trabajando con él. Los avances que ha hecho son increíbles para cualquiera que supiera cómo estaba Portos hace unos años.
¿Qué le gusta?
Le encantan las pelotas. En opinión de un profesional, es obsesivo con ellas pero encuentra su refugio y su calma. Además es una forma de interactuar con las personas.
Le gusta entrenar. Es glotón y recibir comida por hacer ejercicios le gusta mucho. Ha avanzado muchísimo porque al principio le costó dejar la seguridad de las pelotas para prestar atención a otra cosa.
Le gusta observar, tumbarse y guardar su territorio.
Le encanta que personas en las que confía le vayan a ver, y de vez en cuando nos deleita con una demostración de amor, intensa y corta, Es maravilloso.
¿Qué no le gusta?
No le gustan los sustos o los imprevistos. Se pone nervioso y puede reaccionar mal, igual que con los gritos o los malos modos.
No le gusta estar solo ni estar encerrado en sitios pequeños. Lleva mucha soledad dentro, y necesita estar con quien confía… pero a 2 ó 3 metros. No es un perro-pelcuhe que se vaya a tumbar contigo en el sofá. Eso sí, no permanecerá muy lejos.
No le gusta el contacto directo restrictivo, es decir, que le impida moverse (abrazos, cogerle la cara para darle besos… esas cosas). El contacto físico puede llegar a incomodarle si no se siente confiado contigo.
¿Qué necesita?
Alguien que haya tenidos perros anteriormente y comprenda su lenguaje. Sería fantástico para iniciados en entrenamiento respetuoso y en positivo (¡conoce de sobra el clicker!), pues responde a la perfección, disfruta con ello y le relaja un montón. A veces se cansa pronto, pero es verdad que el calor hace estragos en él.
Una familia que no le atosigue, que comprenda su independencia, y que no esperen un amor incondicional desde el primer día. Una familia que sepa comportarse con respeto máximo y que disfrute viendo la evolución de Portos, que sin duda a corto-medio plazo tendrá, e irá engrosando hacia un perro fiel, guardián y protector.
Una casa con jardín o mejor una parcela, pero no para pasarse mucho tiempo solo. Necesita el contacto humano que además le aporta seguridad… si es que eres de fiar.
Estar alejado de niños (impredecibles, rápidos, con frecuencia maleducados). Portos no tiene paciencia con los pequeños.
Podría estar con otros animales, pero su socialización tendría que ser muy concienzuda, sin fallos. Así que lo mejor es que no los hubiera.
Si leyendo esto crees que puede ser el perrete que encaje en tu vida, puedes llamar a CICAM o preguntarme directamente a través de correo electrónico (arriba de la página) las dudas que tengas. Tendrás mi apoyo y mi consejo en todo lo que necesites, eso seguro.
Ójala Portos, pronto podamos encontrar un lugar adecuado para ti.