Pipo ha tenido una vida emocionalmente muy dura hasta llegar a la familia que ahora le ayuda a superar sus miedos, sus inseguridades, a sentirse todo un perro.
Tratado como un muñeco que a penas pisaba el suelo durante casi 6 años, el fallecimiento de la mujer que era su familia y posteriormente la madre de esta, le ha hecho tener pánico a la separación de aquéllos que le cuidan, incluso a unos pocos centímetros de él, revelarse ante la necesidad de volver a sentirse un perro y sufrir por cada cambio, temer cada ruido y ver como una auténtica amenaza a sus congéneres.
Me emociona ver los cambios que está dispuesto a hacer, ver el compromiso sin fisuras de su familia, verle empoderarse sesión tras sesión.
Aclaraciones sobre vídeo y las seisones:
Su motivación por la comida es muy alta, sobretodo la salchicha que utilizo en esta sesión, pues hace algunas semanas tuvieron que quitarle gran parte de su dentadura y le cuesta masticar.
Supera sus miedos con facilidad, a pesar de tenerlos muy arraigados, y confía más de lo habitual cuando te considera una persona fiable, por lo que nuevos ejercicios los afronta con mucha más valentía de lo que cabría esperar.
Cae pero vuelve a intentarlo… a pesar de estar cansado, a pesar de ser un ejercicio nuevo para él. Necesita tanta esimulación física y mental para permanecer en la pelota viéndose reforzado por la comida, que es capaz de subir al sofá a tumbarse, sin cerrar los ojos del todo, relajando al menos las orejas, cuando hace 5 sesiones, al comienzo de la terapia, era incapaz de permanecer relajado ni siquiera en contacto con quien es su referencia en la familia.
Tanta concentración y refuerzo, permite que haya movimiento en la casa sin que él necesite ir corriendo a controlarlo todo, a pesar de dividir su atención, manteniéndose en la tarea que le propongo