Mi vida profesional dio un vuelco el día que entendí que los animales no hacemos las cosas “al azar”.
Mirar a un lado o al otro, rascarnos, bostezar, hacer un movimiento más o menos rápido… todo tiene un porqué, aunque la gran mayoría de las veces pase totalmente desapercibido e incluso sea imperceptible para nosotros o os que nos rodean.
Y no sólo los comportamientos más controlables aparentemente vienen a darnos una idea de nuestra alegría, incomodidad, miedo… sino que hay muchas respuestas de nuestro cuerpo que nos indican que deberíamos prestarnos atención.
De igual manera, al ponernos delante de un perrete, ser capaces de observar y desgranar las señales que nos da continuamente con su comportamiento, voluntaria o involuntariamente, es como saber leer un libro que a priori parecía incomprensible o banal.
Algunas de estas señales que deberían darnos la voz de alarma ya son bien conocidas (jadeo, tensión corporal, permanecer inmóvil, chuparse la trufa, los bostezos, sacudirse, el rascado excesivo y un largo etcétera), pero hay otras más sutiles que aún nos cuesta encajar en el espacio que debieran estar.
1. Caspa
El estrés genera caspa en los perros.
Es cierto que la caspa puede ser debida a una mala alimentación, excesiva sequedad en la piel, algún tipo de reacción alérgica y a otras causas, pero no hay que olvidar que la caspa también puede tener su origen aquí.
Si hay picos de estrés por alguna situación concreta, la caspa aparecerá de repente y desaparecerá de igual manera, dándonos una valiosa información a tener en cuenta.
2. Caída del pelo
¡La muda de pelo en nuestros perros es normal! Y suele ocurrir con los cambios de tiempo para preparar el “pelo de invierno” y el “pelo de verano” para poder afrontar mejor las condiciones meteorológicas.
Hay perros que sueltan mucho más pelo que otros, y eso no significa que estén sometidos a altos niveles de estrés. Sin embargo, el hecho de que a un perro se le caiga más el pelo que de costumbre, es una señal clara de que algo está pasando.
Dejo a un lado las posibles enfermedades por las que esto puede ocurrir, para centrarme únicamente en los problemas derivados del estrés o la ansiedad.
3. Babas densas o en grandes cantidades
Hay perros más babosones que otros que vienen así “de serie”, pero conocer al individuo que tenemos en casa o con el que tratamos, hará que podamos saber con mucha más facilidad si las babas que tiene en un momento dado son las habituales o no.
Fatigarse, comer algo que no deben o tener alguna reacción alérgica puede hacer que los perros tengan más babas.
Ponerse tensos frente a un perro, escuchar ruidos que le causan temor, no saber dónde se encuentra o qué es lo que se quiere de él, entre una larga lista de ejemplos, también.
4. Forma de beber o comer compulsiva
Incluso aunque el perro parezca relativamente tranquilo, su forma de comer y beber nos da también una idea de esa realidad. Es posible que su ansiedad sólo tenga que ver con la comida, aunque un perro que bebe de manera compulsiva es más difícil que únicamente tenga que ver con la sed que tiene.
Y sí, muchas ganas de comer o muchas ganas de beber, darán pie a que el perro coma o beba más rápido. Sin embargo es característico mostrar ansiedad o estrés con la ingesta descontrolada, bebiendo como si estuviera mordiendo el agua o comiendo sin masticar y sin quitar el hocico del plato.
5. Perro incombustible
Los perros que nunca descansan, que pueden estar corriendo durante horas pero no tienen problema en llegar a casa y pedirte juego eternamente, o aquellos que andan todo el día de aquí para allá… Esos perros que se tumban pero no duermen (normalmente te miran fíjamente a la espera de una señal que les haga volver a ponerse en marcha), o aquellos que son incapaces de relajarse en ningún sitio, incluso ni siquiera en casa… Esos perros tienen un gran problema que hay que solucionar.
No es sano que un perro no descanse. Es más, los perros deberían estar guardando sus energías para poder correr, saltar, jugar y hacer mucho el perro cuando llegue el momento.
Los perros deberían pasarse la mitad del día durmiendo, y si tu perro está lejos de eso, deberías investigar por qué y solucionar el problema.
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Como siempre, estas cosas hay que verlas de una manera general y analizando la vida de nuestro compañero canino. Un sólo síntoma no tiene por qué ser significativo, pero puede que sí lo sea, y puede que tu peludo no desarrolle todos los aquí descritos (y otros muchos).
A veces justificamos que “mi perro es así“, y puede ser que simplemente tenga unas características determinadas. Pero si realmente el perro lo está pasando mal y está en tu mano cambiarlo, ¿por qué no darle la importancia que se merece a cualquier síntoma que te parezca sospechoso?