Así que al llegar a casa y ver los daños, a veces una extraña fuerza nos impulsa a gritarles al no haber entendido que llegábamos enseguida y que no tenía que romper nada… ¡una y otra vez!
En este artículo pretendo acercarte un poco más a la realidad de tu perro, que te espera en casa y que tiene “esa extraña necesidad” de fastidiar el sofá, los muebles o esas figuritas de madera de tu último viaje.
No funciona: no es causal
El castigo y la acción que ha hecho el perro, no son coincidentes en el tiempo. Para cuando tú llegas y lo ves, tu perrete es posible que haga tiempo que haya dejado de morder, arañar o hacer sus necesidades, si es el caso.Es decir, para cuando tu enfado y tu mal estar se hacen efectivos, el perro no tiene por qué entender qué ha ocurrido. Ya sé lo que me vas a contestar: “no, porque mi perro SABE que lo ha hecho mal, porque yo entro y él se encoje o se va cabizbajo“… pero no, no es tan sencillo. Lo primero es que el comportamiento de usar la boca para desestresarse no es un mal comportamiento para tu perro, en realidad lo es para ti, pero ellos naturalmente lo hacen. Y por otro lado, pasamos a la siguiente razón, porque el perro no es insensible, más bien todo lo contrario, y está reaccionando a una actitud tuya.
No funciona, pero erosiona vuestro vínculo
Tu perro es posible que haya tenido un proceso emocional complicado en tu ausencia, y que haya necesitado buscar la forma de liberar la ansiedad o el estrés… incluso el aburrimiento. Y créeme si te digo que tiene la hora en que llegas a casa más que controlada, si es rutinaria. En cualquier caso está deseando verte. No hay que olvidar que lleva varias horas solo y que el perro es un animal altamente social.Entonces entras por la puerta y se deshace en halagos contigo… y tú ves el percal con tu sofá hecho hilitos y no puedes aguantar tu frustración… ¡otra vez!
¿Te has parado a pensar cómo se siente en ese momento tu perro? ¿En cómo erosiona eso vuestro vínculo? Y sí, está claro que vuestro vínculo no se fortalece cuando el peludo ha destrozado tu casa… pero la diferencia entre los dos es que tú tienes la posibilidad de ayudar a que eso no suceda y él sólo puede gestionarse a sí mismo.
Si esto ocurre de vez en cuando, o con frecuencia, es posible que cuando se acerque la hora de tu regreso, aumente su ansiedad: en realidad no sabe qué va a encontrarse. ¿Le castigarás, estarás cansado/a como para decir nada, cuánta intensidad habrá en tu respuesta…? Está deseando sentirse aliviado por tu presencia, y sin embargo tiene que comenzar a temerla. ¿Crees que esto ha ayudado algo en su situación? ¿Has notado que el nivel de destrozos cuando abandonas la casa haya bajado al enfadarte con él? ¿De verdad crees que es una estrategia que está funcionando?
No funciona, porque hay que trabajarlo
No es habitual que un perro que hace destrozos (o ladra, o se hace sus necesidades) deje de hacerlo “por arte de magia”. ¿Ocurre? Sí, aunque no sea por arte de magia, pero puede ocurrir. Sin embargo, dejar al azar el bienestar de tu perro no es la opción más respetuosa… Es como jugar a la ruleta rusa… pero con la ansiedad de tu can.Hemos comentado en algún artículo anterior varias ideas para ir trabajando que cachorros (o perros adultos) se queden solos en casa sin problemas, y algunos rituales que pueden ayudar a este objetivo. Lo que sabemos seguro es que necesita tiempo, y que todo el trabajo que podemos hacer con ellos debe (¡y puede!) ser respetuoso con sus emociones y sus tiempos.
Cada vez que visitamos un domicilio tenemos una premisa, y es que en cada sesión tiene que haber un avance, si no, está tomando demasiado tiempo y demasiado esfuerzo por parte de todos, el perro incluido, que el entrenamiento que hacemos dé sus frutos. Y de nuevo te pregunto a ti, ¿de verdad te funciona?