Por Elsie Carbó
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Pues nada más y nada menos que hablo del bienestar animal dentro de esta estructura social degradada en sus sentimientos afectivos por maltratos que pudieran evitarse. De eso se trata, temas que llevaré hasta sus últimas consecuencias desde este punto indómito del planeta. Porque estoy en la mismísima Habana, donde suceden hechos contra los animales que dan pavor. Qué les parece? En esta oportunidad es para condenar el acto de barbarie que se cometió contra una colonia de gatos que radica en Ayestarán, al lado de un local conocido por el lavatín. Ahí soltaron perros de pelea que destrozaron a los gatos y luego los comieron, según comenta un artículo de Tribuna de La Habana, entre otros aspectos que puso de manifiesto.
Podríamos asombrarnos de que haya países en esta estrella que condenen enérgicamente todo tipo de acciones en contra de la naturaleza y los seres que la comparten, promulgando leyes y disposiciones que protejan a todos los seres vivos en su conjunto y dimensión, pero más que eso, debía causarnos vergüenza y repudio aquellos que no se percaten de la situación desastrosa en que viven esos seres, atacados sin miramientos por las más diabólicas armas que el hombre en su persecución de grandeza podría inventar, más por indolencia algunas veces que por provecho personal. Es absurdo que las autoridades o las instituciones permanezcan ajenas a este tipo de criminalidad por el solo hecho de que no está reconocida su tipología en un cuerpo legislativo del país, pero acaso es ineludible este mero trámite para erradicar de la sociedad estas agresiones al espíritu y a la sensibilidad humanas que son innecesarias? Enfrentar animales entre sí por el solo placer de ver la sangre y el dolor es un acto solo comparado con las mentes más aberradas o enfermas de la humanidad. También abandonar en plena calle a un animal afectivo, cercenar los colmillos de un elefante o masacrar a un toro en medio de un ruedo podría ser ejemplo de civilización?
El afán de lucro y el divertimento, entre otros factores, son los peores enemigos de los animales hoy por hoy. Comercio, venta, ignorancia y odios al acecho. Si esas personas que maltratan, abandonan y abusan de ellos, experimentasen el repudio social o fuesen penalizadas por la ley, poco a poco podríamos ir descontaminando de violencia el camino para que los animales y los ciudadanos puedan vivir en armonía en esta naturaleza que disfrutamos a veces sin plenitud, y en la cual, estos y otros peligros nos impiden tener un auténtico bienestar.
Ésta es una señal del deterioro de la fe en que el mundo está cambiando y que poco a poco las naciones irán refrenando ese instinto depredador y sobrenatural para con los animales, sobre todo aquellos que no han pedido ser arrancados de su habitad natural para ser esclavos o entretenimiento de los seres humanos.
Y ahí los dejo amigos, sepa que nosotros no vamos a cambiar el mundo, pero sí podríamos ayudar a hacerlo un poco mejor.
Seguro que puede escribirme a la dirección que aparece arriba.