Elsie Carbó
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La dueña de esta gata se llama Miriam, vive en Ayuntamiento entre Conill y Tulipán y solo espera que su mascota querida se salve de la agresión de que fue víctima. Como tantos otros animales afectivos ha sufrido en su propio barrio de un ataque a manos de personas desalmadas y xenófobas que descargan sus sentimientos de odio y amargura contra criaturas indefensas, como en este caso ocurrió con esta gata. Ha recibido un golpe en su cabeza que le ha provocado hemorragias de las que no se sabe si saldrá adelante, por lo pronto sus ojos quedaron ciegos, su hermoso color verde ha perdido el brillo, y en su lugar hay dos cuentas negras y profundas. Tampoco el veterinario sabe si lo logrará.
Son muchas las denuncias que a diario llegan hasta mí relatando hechos de esta naturaleza a través de los correos electrónicos o las redes sociales, pero no quiere decir que sean las únicas, porque existen personas como Miriam que no tienen esas ventajas, y para ser más exacta, la mayoría tiene que tragarse su impotencia y desesperación porque solo tienen la posibilidad de acudir a los amigos cercanos en busca de ayuda. Ni siquiera pueden hacer la denuncia en la estación de policía si no existen aún leyes que protejan a los animales. Esta es otra familia que sufre la imposibilidad de no encontrar justicia, de no poder denunciar a quienes con alevosía han lastimado a un animal de la casa. Hasta cuando la impunidad ante estas crueldades quedará sin castigo? Esa pregunta tendremos que hacerla una y otra vez.
Tanta violencia asusta. Y soy de la opinión que quienes actúan de esta forma en nuestros barrios son también capaces de cometer cualquier fechoría delictiva contra la tranquilidad ciudadana y el entorno en que vivimos, ya lo he dicho otras veces y no me voy a cansar, por lo general son individuos inconformes con su existencia y con la sociedad en que viven, son sujetos cuya frontera entre el bien y el mal se ha desaparecido en el tiempo. Han tocado fondo y matar para ellos ya es una fantasía, se ha convertido en la felicidad que no encuentran en la vida. Ojo con ellos.